Los agricultores del poniente denuncian la mala conservación de las trampas cromotrópicas en las casas de suministros, lo que dificulta considerablemente su manipulación y colocación en las fincas. Tanto es así, que se puede llegar a triplicar el tiempo necesario para la completa instalación de las placas, dependiendo del estado en que se encuentren.

Cuando las placas salen de su ámbito de mantenimiento, donde se encuentran en unas condiciones óptimas para la conservación, las placas comienzan a deteriorarse de tal forma que el material adhesivo que las recubre se derrite y pega unas a otras. Esto se agrava durante los meses del año que hace más calor, puesto que las casas de suministros no son capaces de mantener la misma calidad de conservación que la fábrica.

El material de las trampas cromotrópicas comienza a deteriorarse a partir de la semana que sale de la fábrica, por lo que los agricultores reclaman que puedan pedir las placas a través de las casas de suministros, pero con cierto tiempo de antelación para que los días que tarda desde que salen de la fábrica hasta que se instalan en el invernadero sean los mínimos.

Por otro lado, los agricultores que reclaman estas medidas destacan que la calidad final del producto no disminuye, pero sí se ve afectado el tiempo dedicado a preparar la colocación de las placas, en especial las que están recubiertas con papel, que en malas condiciones de conservación, este se queda pegado dejando residuos en el producto.

Carlos Gutiérrez.