Los cultivos hortofrutícolas almerienses tienen un marcado carácter exportador. A lo largo de la campaña agrícola, que comprende desde el mes de septiembre y hasta finales del mes de junio, se cultiva un volumen de dos millones y medio de toneladas de frutas y hortalizas en las 25 mil hectáreas invernadas que se distribuyen por la franja litoral de la provincia. Prácticamente el ochenta por ciento del total producido tiene como destino la exportación. Aproximadamente, un 76 por ciento de las exportaciones de frutas y hortalizas llegan a las mesas de los consumidores de los principales países europeos. Alemania, Francia, Países Bajos y Reino Unido son los grandes consumidores de nuestra agricultura. Estos mercados exigen altos estándares de calidad que se rigen por un tamaño determinado (calibres), niveles de azúcar (grados brix), apariencia exterior, apariencia interior y estado sanitario del fruto (residuos). Todas estas exigencias son cubiertas por la producción almeriense. El único inconveniente que existe en la actualidad es la disparidad en la determinación de los límites máximos de residuos de plaguicidas en los productos. Al no existir una legislación única que establezca unos límites iguales para todos los países europeos los exportadores almerienses se encuentran con problemas en estos mercados, puesto que los límites que están permitidos en España son superiores y en algunos casos inferiores a los adoptados por otros países.