Los parrales olvidados tras la caída de la uva de embarque se están extendiendo en la provincia bajo otras formas de cultivo. Se trata de nuevas variedades, híbridas, plantadas en una estructura de invernadero, protegidas por plástico, en los laterales y mallas en el techo. Con este sistema, el agricultor consigue producir en tan sólo un año. Además, la cosecha se adelanta dos meses, comercializando uva a partir del mes de junio y no en septiembre. Otra de las ventajas de estas variedades, también denominadas apirenas, es el buen rendimiento de las plantas y la protección frente a plagas e insectos, que en plantaciones al aire libre afectan en mayor medida. En la actualidad, la superficie de cultivo de este tipo de uva de mesa no es muy representativo en la provincia. Sin embargo, y debido a su rentabilidad económica estas producciones se están implantado como alternativas a la producción hortofrutícola. Una de las ventajas comerciales de los frutos de este tipo de uva híbrida es que no presentan semillas, principal inconveniente de las uvas a la hora de su consumo.