A través de la aplicación de hongos, investigadores de la Facultad de Ciencias Agrarias de Argentina descubrieron una cura natural para combatir la “Podredumbre gris del tomate”, una enfermedad que afecta a gran parte de la producción en la región, y que permitirá evitar los agroquímicos. Si bien los resultados se dieron en laboratorio, la cátedra de Fitopatología de dicha unidad académica se prepara para llevar a cada productor hortícola la posibilidad de eliminar el hongo Botritys cinerea, que produce la pérdida del 30 por ciento de la producción de tomates. “La idea es usar otros hongos que inhiban el desarrollo de este hongo patógeno”, explica a Hoy la ingeniera agrónoma Cecilia Mónaco, una de las investigadoras del proyecto. El objetivo, por lo tanto, es evitar que si hay esporas de Botritys no entren al tomate en el momento en que el cultivo está almacenado para luego ser vendido. El experimento, que ya lleva un año de trabajo, se realizó en frutos poscosecha en las aulas experimentales de la facultad de 60 y 119, junto a ingenieros de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC). Lo primero que se hizo fue aislar hongos que vivían en el mismo lugar que el patógeno. Esas bacterias tienen que ser antagónicas a los parásitos y alimentarse de nutrientes, como por ejemplo el polen. “Cuando los juntamos, compiten por alimento y la idea es que el hongo antagónico le gane al Botritys”, detalla la ingeniera agrónoma. Para “colonizar” la hoja, o en este caso el fruto, se tienen que utilizar los nutrientes en forma más rápida. Hasta el momento, los resultados en el laboratorio fueron “muy buenos”. El próximo paso es llevar el trabajo a un invernadero, la forma de cultivo más utilizada por los agricultores.