Las altas temperaturas que se están registrando este verano obligan a los empresarios agrícolas a reducir la jornada de trabajo para evitar las horas de sol más intensas y que sus empleados sufran un choque térmico. Cada verano los grupos de riesgo ante olas de calor (personas mayores y niños) acaparan los casos de hipertermia. Este año se está prestando atención también a las personas que trabajan expuestas al sol, como es el caso de las cuadrillas que trabajan echando plástico, construyendo invernaderos o moviendo tierras. Por este motivo, el inicio de la jornada de trabajo se adelanta a las siete de la mañana, incluso antes, justo cuando empieza a amanecer, con el objetivo de aprovechar las horas más frescas para realizar los trabajos y acortar la jornada en las horas con mayor calor. Los turnos que se realizan en la mayor parte de los invernaderos son intensivos, comenzando a las siete de la mañana y terminando hacia las doce del medio día, ya que debajo del plástico se alcanzan temperaturas que sobrepasan los cuarenta grados con facilidad. Los agricultores que trabajan en jornada de tarde, sobre todo para llevar a cabo los transplantes comienzan sobre las seis de la tarde finalizando el trabajo a las nueve de la noche. Con estas medidas, además de proporcionar grandes cantidades de agua a los trabajadores el campo almeriense pretende evitar casos por golpes de calor como el sucedido durante el mes de julio en Alhama de Murcia.