Casi en un 34 por ciento podría verse reducida la producción de sandía si se usara, durante su cultivo, un plástico antiplagas de gran absorción; en concreto, un plástico que absorbiese el 100 por cien de los rayos ultravioleta emitidos por el sol. Esta es una de las principales conclusiones presentadas ayer por Juan Carlos López, miembro de la Estación Experimental de la Fundación Cajamar, durante el VIII Seminario Técnico Agronómico Campaña 2006/2007, organizado por la propia Fundación y Coexphal-Faeca. Según Juan Carlos López, el plástico antiplagas usado en el experimento retrasó el cuaje de la planta, desplazándola a un proceso degenerativo. Por otro lado, los frutos, debido a su exceso de vigor, solían aparecer resquebrajados en su interior. El resultado fue, por tanto, una reducción muy significativa del volumen de producción. Pero no todas las conclusiones derivadas de este experimento son negativas. Así, los plásticos antiplagas, como su propio nombre indica, resultan bastante eficaces para luchar contra la mosca blanca y los 'trips'. En el experimento se utilizaron varios tipos de plástico. En primer lugar, un plástico que denominaron 'testigo' y que tenía un 65 por ciento de transmisión de rayos UVA; en segundo lugar, un plástico antiplagas con una capacidad de transmisión del 10 por ciento; y, por último, otro plástico antiplagas con una capacidad de transmisión del 23 por ciento. Pues bien, el plástico que presenta menor transmisividad es el más eficaz para combatir las plagas de mosca blanca y de 'trips'.