El Centro de Información Agraria de Almería (CIFA), integrado en el Ifapa de la Junta de Andalucía, ha estado llevando a cabo numerosas investigaciones relacionadas con el uso eficiente del agua para la agricultura. En este sentido, la adopción de estrategias de manejo del clima dinámicas, energéticamente eficientes y adaptadas en cada momento a la situación en la que se encuentre el cultivo, permite aumentar el número de kilos de producto de calidad obtenido por metro cúbico de agua empleada en el riego. Una de las cuestiones, era comprobar en qué medida los cultivos podían hacerse más tolerantes a la salinidad si se aumentaba la humedad relativa ambiental o la concentración de dióxido de carbono en el aire. En el primer caso este aumento de la humedad relativa ambiental disminuiría la necesidad de transpiración de las plantas, contribuyendo a paliar, al menos parcialmente, los efectos perjudiciales asociados a la salinidad. En el segundo caso, el aumento de la concentración de dióxido de carbono, podría mejorar el balance asimilativo de la planta y también la eficiencia en el uso del agua. Ambas técnicas podrían hacer que las plantas «escapasen» de situaciones de estrés hídrico inducidas por una excesiva concentración de sales de agua de riego. Para ello, se realizaron una serie de experimentos en los que las plantas de pimiento sometidas a distintas salinidades del agua de riego crecían en un ambiente perfectamente controlado en el que se modulaba la humedad y la concentración de CO2 del aire. Sostenibilidad La escasez de aguas de buena calidad para la agricultura es, en el ámbito mediterráneo español, uno de los factores que amenazan la sostenibilidad de esta actividad económica. La falta estructural de lluvias, agravada por el cambio climático y la sobreexplotación incontrolada de acuíferos, como es el caso de Almería, plantean una serie de interrogantes sobre la continuidad de modelos como el de la agricultura intensiva bajo plástico. Una de las soluciones es la construcción de plantas desaladoras por ósmosis inversa que contribuirá a paliar parcialmente el déficit de agua de buena calidad. También se puede utilizar la mejora genética para desarrollar variedades que consuman menos agua o que sean más tolerantes a la salinidad. El profesor de la Universidad de Almería (UAL) Miguel Giménez Moolhuijzen comenta que uno de los ejemplos para una utilización más racional del agua podría ser la adopción sistemas recirculantes en cultivos hidropónicos, en los que se reutiliza el agua drenada, o la utilización de las aguas residuales tras los preceptivos tratamientos sanitarios.