La efectividad del control biológico en hortalizas alcanza el 90% de los casos

El empleo de técnicas de control integrado de plagas por parte de los horticultores almerienses podría librar al sector de una parte de los problemas con los que se viene encontrando reiteradamente desde hace algunos años, especialmente el relativo al rechazo creciente por parte de los consumidores europeos de productos cultivados con las técnicas 'tradicionales' de la provincia. En el transcurso del seminario técnico agronómico celebrado el jueves en la capital con la organización de la Fundación Cajamar, la asociación de cooperativas Coexphal presentó los resultados del empleo de la lucha integrada en la provincia en los primeros meses de esta campaña, que está revelando una eficacia superior al 84%. La mejora de las técnicas de desarrollo de insectos y el convencimiento por parte del campo de que «la solución química ha tocado fondo», según explicaba el jueves Mariano Contreras, director de la Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI) de Coexphal, hacen que «ahora sea el momento adecuado, o igual sea un poco tarde, para hacer una apuesta decidida por el desarrollo de este tipo de agricultura». Los datos recopilados por el Departamento de Técnicas de Producción de Coexphal, y presentados el pasado jueves por Lidia Lara, reflejan que desde que empezó esta campaña, y hasta la pasada semana, el manejo integrado de plagas -o lo que es lo mismo, la combinación de control biológico, medidas preventivas y empleo de productos químicos compatibles con la fauna auxiliar- ha dado resultados positivos en el 84% de los invernaderos donde se emplea para el cultivo de pimiento, frente al 70% de la campaña pasada. No sólo se trata de uno de los dos productos, junto al tomate, que sustentan la economía de la mayor parte de los horticultores almerienses, sino que es precisamente el que mayores problemas está encontrando para no perder cuota de mercado en Europa.

Para el resto de los productos hortícolas cultivados en la provincia almeriense, los resultados de la lucha integrada están siendo incluso más positivos. En tomate, el porcentaje de invernaderos en los que ha resultado eficaz esta técnica es del 97%, igual que para el caso del calabacín. En berenjena el porcentaje es del 88%, y en pepino y judía del 100%. Los resultados, obtenidos de las consultas realizadas a 31 empresas, revelan que los problemas que han provocado el abandono del control biológico en una minoría de las explotaciones en las que se comenzó la campaña empleándolo se refieren principalmente a la existencia de residuos en los invernaderos o a la deriva de tratamientos químicos realizados en explotaciones vecinas, lo que impide el desarrollo de la fauna auxiliar. Para el caso concreto del pimiento, de los 449 invernaderos estudiados, 81 han tenido que recurrir a tratamientos químicos por el fracaso de la lucha biológica. Según los datos de Coexphal, en 32 ocasiones la fauna auxiliar no se pudo instalar por la presencia de residuos en el invernadero; en otros 12 casos, hubo deriva de tratamientos químicos en los invernaderos vecinos; y en tres ocasiones los problemas surgieron por la presencia de residuos de semillero. Otros 24 invernaderos sufrieron fuertes ataques de mosca blanca, trips, araña blanca y TSWV contra los que nada se pudo hacer. Según indicó el jueves Lidia Lara, esto revela que «en algunos cultivos faltan soluciones biológicas para algunas plagas», pero sobre todo que «la principal causa de abandono es la presencia de residuos del año pasado en el invernadero, por lo que el agricultor que vaya a hacer control biológico debe tenerlo en cuenta en la campaña de primavera, a la hora de aplicar tratamientos». MIRIAM BUIL