El primer cargamento de clementinas españolas con destino a Japón de toda la historia acaba de llegar a un puerto próximo a la ciudad de Tokio y ha sido desembarcado en perfecto estado y sin incidencias tras superar todos los controles, según han confirmado la firma que ha protagonizado esta operación comercial pionera: la cooperativa valenciana Anecoop. Las 20 toneladas que componen este primer envío de clementinas al país del sol naciente ya están siendo distribuidas entre los consumidores para que descubran las cualidades de una fruta que no conocen. A pesar del indudable potencial de penetración comercial que ha acreditado la clementina española en otros mercados difíciles, como Estados Unidos, el director general de Anecoop, José María Planells, se muestra muy cauto sobre la acogida que pueda dispensarle el público nipón. «Ciertamente, se trata de un producto diferenciado y de gran calidad -apunta- pero debemos ser prudentes y esperar la reacción de los consumidores japoneses antes de efectuar una valoración de más alcance. De hecho, el objetivo de este primer contenedor no es otro que el de conocer, que el de testar el mercado nipón». La anterior experiencia del sector citrícola español en Japón, antes de conseguir el permiso para exportar clementinas este año, se realizó con naranjas y los resultados fueron tan decepcionantes que los operadores renunciaron en las dos últimas campañas a seguir remitiendo naranjas. No hay que perder de vista que el coste del envío de los cargamentos desde es España es elevadísimo, lo cual, unido a la dura competencia que ejercen las empresas citrícolas estadounidenses en el mercado nipón, termina por minar la viabilidad del negocio. La clementina, por el contrario, es un producto que, en su terreno, no tiene competidor y ésa precisamente es la baza que intentará jugar el sector español en Japón, un país, eso sí, dispuesto a pagar precios astronómicos por la fruta de calidad.