El clima semiárido de Almería y las escasas precipitaciones que se registran cada año hidrológico han llevado en las últimas décadas a la provincia a una situación de sequía que ha sido contrarrestada en buena medida gracias a las aguas subterráneas y a la optimización de los sistemas de regadíos utilizados en los invernaderos, ya que la agricultura es la mayor consumidora de agua. Según el catedrático de hidrogeología de la Universidad de Almería, Antonio Pulido Bosch «la tecnología se ha encargado de despejar el futuro hídrico almeriense y de todo su litoral que es donde se concentra la mayor demanda, gracias a las plantas desaladoras puestas en marcha». El experto de la Ual apunta a que la reducción de los costes de desalación hace que ésta sea una alternativa muy viable, ‘cosa que cinco años atrás no lo era’. La problemática actual se centra ahora, como apunta Pulido Bosch, en la sobreexplotación de los acuíferos, en las transferencias desde otras cuencas muy condicionadas a la realidad climática de cada momento o en problemas relacionados con la calidad de las aguas. «Los acuíferos están en la UVI y algunos de ellos seriamente afectados por procesos de salinización de origen diverso. La solución pasa por sustituir progresivamente algunas de las explotaciones por fuentes alternativas como las aguas reutilizadas y convenientemente tratadas o desaladas, y no considerar esa agua para transformar terrenos. La puesta en funcionamiento de la planta desaladora del Andarax para abastecer a la ciudad de Almería permitirá reducir los actuales bombeos de abastecimiento que se realizan en la rambla de Bernal». No obstante, desde la Universidad apuntan también continuar en la mejora de los regadíos para el ahorro de agua, la reutilización y la eliminación de fugas en los sistemas de conducción, almacenamiento y distribución.