Durante las conferencias, se hizo especial hincapié en la necesidad de una concienciación general en cuanto a la selección, presentación y comercialización del producto, como pilar básico para generar una marca de calidad en torno al producto de Almería. “Ni colmados ni enmascarados”, fue una de las frases pronunciadas en las charlas, que ejemplifica claramente la mentalidad del decreto: la de presentar un producto de calidad en sí y de principio a fin. El decreto introduce, además de esos requisitos de calidad mínimos en el plano general y en el particular de cada producto, algunas novedades de tipo práctico, como el hecho de que a partir de ahora las denominadas ‘categorías’ pasan a llamarse ‘clases’. En cuanto a los requisitos generales, se refieren a conceptos que ya se manejan en el campo almeriense y que ahora tendrán unas exigencias mínimas, como el aspecto saludable de los productos, los frutos enteros, sanos, etc., aunque el propio decreto también introduce unos porcentaje de tolerancia, destinados a que, en un pedido, podrá haber unos mínimos ‘tantos por ciento’ de piezas que no cumplan la norma, sin que el total quede descartado.