Todo ello es necesario para afrontar un reto como el que tiene el sector con el que se trata de reducir al máximo el número de operadores en origen, ganar en dimensión y, de esta manera, fortalecer la capacidad de gestión y negociación con los clientes que compran las frutas y hortalizas. Para Cancelo, «es importante que haya una persona con esa capacidad que cuente con avales suficientes que permitan confiar en ese liderazgo». Sólo existe ese liderazgo, añade «si los demás lo aceptan», por tanto, «debe ser alguien que además de tener las ideas claras, dedique apasionadamente su vida al desarrollo de un proyecto», concluye Cancelo. El ex presidente del Grupo Mondragón aseguró que sólo se puede conseguir una profunda transformación en el modelo cooperativista si alguien se pone al mando, una persona que «priorice y que el proyecto lo sitúe en su entorno al nivel de su familia.  Todo un compromiso en cuerpo y alma, renunciando a cualquier cosa. Solo con ese concepto se puede llevar a cabo un proceso de cambio tan importante».  Por tanto, la exposición de teorías, algo aprendido por el sector durante décadas, parece no contar como herramienta. Así, expuso Cancelo, «con asambleas no se llega a ningún lugar». Incluso, las subvenciones ofrecidas por la Junta de Andalucía para impulsar la concentración, consigan mover al sector, ya que a su juicio, «el problema no es el medio financiero para lograrlo».

Ayer, Antonio Cancelo participó en uno de los encuentros empresariales organizados por Cajamar y Coexphal con una conferencia sobre las cooperativas agroalimentarias en el siglo XXI,  en la  que  lanzó un mensaje positivo, y ofreció la receta para salir de la crisis.

Las dificultades por las que atraviesan las cooperativas agroalimentarias están ofreciendo sólo una posible salida: la concentración de la oferta. El hecho de que las cooperativas permanezcan en «su actual estructura minifundista» perjudica los intereses de las propias cooperativas y también los de sus socios. La finalidad de las cooperativas, explicó Cancelo,  es maximizar el beneficio de sus socios y, de esta forma, no se consigue. Si «tuviéramos claro que ese es el objetivo finalista nos preocuparía poco la estructura organizativa de la cooperativa y estaríamos mucho más predispuestos a buscar soluciones más innovadoras. Éstas están más en el terreno de los modelos que en el terreno de las nuevas tecnologías. Estamos repitiendo el mismo modelo durante siglo y medio sin modificaciones», detalló el ex presidente del Grupo Mondragón y Eroski.

Su sentencia, como el mismo advirtió es que «sobran cooperativas, le guste o no al sector». El número actual de cooperativas hace que compitan entre si y «no alcancen la masa crítica necesaria para gestionar en plano de igualdad con quienes sí la tienen como son las cadenas de distribución, que entendieron el mensaje antes de la crisis y tomaron las decisiones oportunas». Se ha producido un gran proceso de concentración en el sector de la distribución, y también en los proveedores de material necesario para el funcionamiento de las cooperativas. Por tanto, «mientras que las cooperativas  se mantienen en número o incluso aumentan, el resto se reduce aumentando su dimensión. Han parcelado su capacidad de gestionar, negociar frente a estas otras entidades que han fortalecido su posición».

Aunque, «las grandes transformaciones es mejor llevarlas a cabo en épocas de bonanza», en crisis, continuó Cancelo « las mentes tienen que mostrar más disposición al sacrificio para la supervivencia. Ahora mismo, si las dificultades son reales, deberían estar más predispuestos a afrontar cambios. Hay que evitar repetir el pasado y responder con modelos diferentes ante un mercado que ya ha cambiado».