Se trata, concretamente, de la Unión de Europea que acaba de concederle al vecino Reino alauita una inyección económica que asciende a 70 millones de euros. Con ese montante total, la UE pretende que Marruecos pueda seguir incrementando la comercialización y la calidad de sus producciones.

Por ello, la organización agraria Asaja-Almería ha querido denunciar el trato «desigual que reciben los agricultores europeos por parte de la Comisión Europea». Y es que, como han explicado, «a este lado de la orilla los agricultores llevamos meses con debates que se centran en la PAC post-2013, y según trasciende la tendencia general es la de recortar las ayudas al sector agrario, ayer se aprobaron nuevas ayudas financieras para Marruecos».

Desde que se pusiera en marcha el Plan, la UE ya le ha concedido una partida total al vecino marroquí de 654 millones de euros. En esta ocasión, con los 70 millones de la última línea, se van a fomentar cultivos como los dátiles o el aceite de oliva, además de la carne roja y productos regionales.

Respecto al fomento del aceite de oliva en Marruecos, la secretaria general de UPA en Almería, Francisca Iglesias, ha asegurado que «se vislumbra un futuro muy negro para el sector oleícola andaluz, ya que en cuestión de entre un año y un año y medio el Reino alauita estará en producción y ello repercutirá muy negativamente en las explotaciones regionales». Algo que, como bien es sabido, ya ocurre desde hace años con las hortalizas almerienses.

Para Iglesias, lo que está claro es que «con este dinero no se van a mejorar las condiciones de vida de los trabajadores y lo que está claro es que los pobres de un país rico no tienen porqué mantener a los ricos de un país pobre».

Para Andrés Góngora, secretario provincial de Coag-Almería, «estas inversiones no recaen en la población marroquí sino en los extranjeros que comercializan con esos productos». Además, como ha lamentado, «estas acciones lo único que fomentan son la competencia desleal».

Diferente sería, como ha afirmado Góngora, «que se les exigiera las mismas condiciones medioambientales, sociales y laborales a los que comercializan con productos marroquíes». En ello coincide Iglesias afirmando que «lo que hay, en vez de controles, es especulación de las multinacionales».


RAFA VILLEGAS