Si alguna ventaja ha traído consigo el empleo de la lucha integrada para combatir las plagas ha sido que ha logrado perpetuar las hortalizas de la provincia en los diferentes mercados europeos. De hecho, su práctica le ha servido a las empresas del sector, en las últimas campañas, para garantizar su presencia en las grandes plazas comunitarias, puesto que han recuperado la confianza de los consumidores. Los agricultores almerienses superaron con creces los problemas surgidos campañas atrás y, hoy por hoy, son un ejemplo a seguir.

La recuperación de la confianza de los mercados no se ha traducido, al menos de momento, en mejores precios para las hortalizas de la provincia que, de hecho, acumulan alguna que otra campaña de pérdidas. Sin embargo, sí ha servido para que Almería mantenga su posición de liderazgo en los mercados comunitarios, ya que oferta hortalizas que cumplen con los más estrictos controles de calidad. De este modo, Andrés Góngora, secretario provincial de Coag, comentó que el control integrado de plagas "está consolidado" y, lo que es más importante aún, "ya no hay marcha atrás". A su juicio, la aceptación de este método de cultivo por parte de agricultores, comercializadoras y, sobre todo, clientes, es tal que "en el corto plazo, el cultivo considerado convencional será el que se haga con lucha integrada", puesto que el control químico está abocado a la desaparición. Tanto es así que, a nivel comunitario, se podría estar trabajando en un decreto que haga obligatorio el control integrado de plagas en un futuro no muy lejano.

La llegada a este punto de no retorno se vio favorecida por los resultados obtenidos por la lucha integrada. Y es que sólo en los primeros meses de su utilización masiva en la provincia, es decir, en el arranque de la campaña 2007/2008, los resultados obtenidos fueron más que positivos. Ya entonces, desde algunos laboratorios alemanes confirmaron que la producción de pimiento almeriense contaba con una importante reducción de las materias activas detectadas. De hecho, según hizo público Coexphal a finales de 2007, en ese año, no se encontró ninguna partida de pimiento almeriense que superase los límites máximos de residuos permitidos. De este modo, se confirmaba que el control integrado de plagas era una alternativa más que interesante al control con fitosanitarios. Tanto que ya estaba provocando un efecto positivo en los mercados de destino.

Este efecto positivo surgido hace algo más de dos años sigue latente y, de hecho, las grandes cadenas distribuidoras confían plenamente en el producto almeriense. Un producto que, de no haberse producido el cambio, según afirmaron desde las organizaciones agrarias de la provincia, probablemente, a día de hoy, ni siquiera se vendería.


ISABEL FERNÁNDEZ