La judía es ya un cultivo «residual» en la provincia. Así lo afirma Francisco Vargas, presidente de Asaja-Almería, quien indica que, de hecho, «son muy pocas las familias que siguen produciendo judía y, además, las explotaciones que tienen son pequeñas». Este cultivo lleva años en declive y no sólo lo dicen las organizaciones agrarias, sino que los datos así lo corroboran. De hecho, según las cifras facilitadas por la Delegación Provincial de Agricultura y Pesca, durante la última campaña agrícola, la 2009/2010, fueron apenas 776 las hectáreas destinadas a esta hortaliza, eso sí, en dos ciclos productivos. En tan sólo un año, la judía perdió más de 100 hectáreas, pasando de 921 en la campaña 2008/2009 a esas 776 de hace un año. Las cifras son aún mucho más desilusionantes si se tiene en cuenta que, en el ejercicio agrícola 2003/2004, las hectáreas totales cultivadas en Almería de judía ascendieron a 3.950. Entre las causas que han llevado a esta pérdida de un cultivo típico de la zona, Andrés Góngora, secretario provincial de Coag, apunta a la «competencia desleal de Marruecos», pero no sólo de este país, sino que «ahora entra judía hasta de Kenia».

Tanto es así que el 'Análisis de la campaña hortofrutícola de Almería 2009/2010', elaborado por la Fundación Cajamar, reconoce que «Marruecos es el primer exportador en cantidad y con gran diferencia con respecto a los demás» y, de hecho, en ese ejercicio, el país norteafricano exportó 110.425 toneladas de judía (casi un 3% más que un año antes), prácticamente toda con destino a la Unión Europea (UE). Tras Marruecos, Kenia, con 29.373 toneladas, y Egipto, con 27.172 toneladas, completan el ranking de competidores extracomunitarios de Almería en este cultivo. Según este mismo informe, «los envíos de nuestro país al mercado se han mantenido, pero las cotizaciones han sido menores».

De este modo, «las exportaciones de judía continúan la tendencia negativa que comenzó en la campaña 2007/2008», provocando así «el continuo abandono de la producción de este producto». Ante este panorama, son muy pocos los agricultores que siguen 'jugándosela' con la judía campaña tras campaña y los pocos que quedan «son auténticos profesionales», afirma Góngora. La judía es un cultivo que requiere de mucha mano de obra, y no de cualquier tipo, sino «especializada». Esto la convierte en «un producto muy complejo» y, entre otras cosas, difícil de mantener. En este sentido, Vargas añade que «cada kilo recolectado supone para el agricultor un gasto de 0'80 euros sólo en concepto de mano de obra». De ahí que no sea tan fácil sacar adelante una explotación de judía y que, en el caso de querer hacerlo, «lo más rentable es que sean los propios miembros de la familia los que trabajen en el invernadero».

El futuro
Preguntados por las alternativas de futuro que tiene este cultivo, los responsables de las organizaciones agrarias de la provincia no son muy optimistas. «La única posibilidad sería contar con explotaciones no muy grandes, como mucho de 1'5 hectáreas, para que baste con la mano de obra familiar y se reduzcan gastos», señala Vargas. Por su parte, Andrés Góngora apunta a la «búsqueda de variedades que aporten un mayor rendimiento y mayor producción». Asimismo, aboga por la «diferenciación» de la judía en los mercados. En esa diferenciación podría estar la clave para eliminar competencia. Sin embargo, Juan Ruiz, comercial de Frudelia S.L., no lo tiene tan claro y, de hecho, comenta que, entre todos los tipos de judía que se cultivan en la provincia, «la helda es la que tiene más competencia», entre otras cosas porque sus costes la hacen prácticamente inviable. «Cuesta mucho recogerla porque es muy fina -explica Ruiz- y esto hace que necesite mucha mano de obra». Con respecto a los demás tipos, como pueden ser la judía strike o la rastra, «no son significativos, no hay volumen» y apunta que «el volumen está en la perona larga».

De no encontrar ninguna alternativa para su supervivencia, la judía podría ser, en breve, un cultivo extinto y Almería dejaría de tener ocho cultivos hortícolas fundamentales para tener sólo siete. Cuál será el siguiente es algo difícil de decir, aunque baste sólo un dato. Según el informe de la Fundación Cajamar relativo a la última campaña, «la judía es un caso atípico y característico de Almería, ya que las cantidades importadas superan hasta casi doblar las cantidades exportadas», algo que demuestra, claramente, que éste es «un caso de desplazamiento de la producción local por extranjera». En esta misma situación se encuentra, por ejemplo, el melón, cuyo comportamiento es «similar al de la judía verde». Y es que, según Cajamar, las importaciones de este producto representan ya el 51'8%.



ISABEL FERNÁNDEZ