En la cosecha 2010, la intensa helada registrada a primeros de mayo y algunos pedriscos han sido las causas meteorológicas que, fundamentalmente, han provocado que la siniestralidad, que ha afectado a cerca de 94.000 hectáreas, supere los 34,66 millones de euros.

En los últimos años la cosecha de uva de vino se ha visto afectada de forma desigual tanto respecto al riesgo como a las zonas productoras afectadas. Si las bajas temperaturas registradas en la primavera han marcado el desarrollo de la cosecha 2010, en 2009 el riesgo predominante fue el pedrisco, que afectó a la práctica totalidad de las Denominaciones de Origen, especialmente a La Rioja. Sin embargo en 2008 se produjeron siniestros de todo tipo, heladas en Montilla-Moriles, pedriscos en Castilla y León, Castilla-La Mancha, Navarra y La Rioja y lluvias persistentes que dieron lugar a daños por marchitez fisiológica en Albacete, Cuenca y Utiel-Requena. Los efectos de esta cambiante meteorología han generado una siniestralidad media en los últimos años superior a los 28 millones de euros.

La aleatoriedad de la meteorología da una idea de la dificultad que tienen los agricultores para desarrollar su actividad, al tener que enfrentarse a fenómenos que no son controlables. Sin embargo, la solvencia que ofrece el seguro agrario combinado para hacerlas frente, le convierten en el mecanismo más eficaz para que el agricultor pueda contrarrestar este tipo de situaciones.