El presidente de la Junta de Andalucía, José Antonio Griñán, acompañado por la consejera de Agricultura y Pesca, Clara Aguilera, ha clausurado en Sevilla el II Congreso Andaluz de Agricultura y Regadío, "Agua y Agricultura: Motor de Desarrollo", organizado por la Asociación de Regantes de Andalucía (Areda).

En este foro de debate, inaugurado por la ministra de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino, Rosa Aguilar, se han abordado asuntos como el futuro de la Política Agraria Común de la Unión Europea (PAC), los nuevos mecanismos de regularización del mercado para el sector y la relación entre el agua y la agricultura como motor de desarrollo.

Ello ha sido posible gracias a la expansión y modernización del regadío en Andalucía a lo largo de los últimos 25 años, cuya superficie actual supera el millón de hectáreas y representa el 32% del total de la superficie cultivada en esta Comunidad Autónoma. Este significativo avance ha sido determinante para la expansión de la agricultura andaluza y ha propiciado que el regadío se haya consolidado como elemento fundamental de  vertebración del territorio y el desarrollo rural, al permitir la creación de empleos de mayor cualificación, fijar población y tener un impacto claro sobre el valor patrimonial de la tierra.

Por todo ello, la política andaluza de regadíos se ha venido enfocando como un instrumento generador de riqueza y motor de desarrollo del mundo rural. La directiva marco del agua de la Unión Europea y las experiencias derivadas de los períodos de sequía padecidos por Andalucía han reorientado dicha política hacia los objetivos fundamentales de garantizar la eficiencia y sostenibilidad de este recurso, aprovechando las mejores tecnologías disponibles para impulsar un uso racional y sostenible de un recurso limitado como es el agua. En dicho contexto, se enmarcan el Programa de Desarrollo Rural de Andalucía 2007-2013 y la Agenda del Regadío Andaluz-Horizonte 2015, que responden a esa necesidad de conseguir una agricultura cada vez más sostenible y rentable, mediante políticas de equilibrio de la economía de las explotaciones y la economía social de la región con el medio natural, fomentando el uso adecuado del agua.

El papel del regadío dentro de la reforma de la Política Agrícola Común (PAC), cuyas propuestas legislativas fueron presentadas por la Comisión Europea el pasado 12 de octubre, han sido una de las cuestiones abordadas en este Congreso. El Gobierno andaluz defiende una PAC que contemple la importancia del regadío, que apueste por una agricultura productiva y que tenga en cuenta la singularidades de los territorios así como la subsidiariedad de las regiones a la hora de determinar las ayudas que perciben los agricultores. Por tanto, Andalucía muestra su rechazo tanto a la implantación de la tasa plana como a la reforma en sí de la PAC.

En Andalucía existen tres zonas principales de regadío que comparten como rasgo común su alta productividad, debida a la modernización que han experimentado sus instalaciones de riego, sobre todo hacia sistemas de riego localizado, y a la alternativa de cultivos empleada, con cultivos de alto valor económico que hacen más rentables los  recursos hídricos. En concreto, dichas áreas son la zona interior, que abarca las provincias de Jaén, Córdoba y Sevilla y en cuyos regadíos predomina el cultivo del olivar; el litoral atlántico, que comprende las áreas de riego de Huelva y Cádiz, de alta eficiencia en su conjunto pero con valores más altos en las zonas dedicadas al cultivo de la fresa con riego localizado; y la zona del litoral mediterráneo que, integrada por Málaga, Granada y Almería, es muy heterogénea y muestra claramente que la eficiencia viene ligada al aumento de la superficie dedicada a invernaderos y con riego localizado.

El espectacular crecimiento experimentado por la superficie de regadío en Andalucía, que en la actualidad cuenta con unas 300.000 hectáreas más que en 1997 -un 36% más-, ha puesto de manifiesto el dinamismo que caracteriza al sector agrario andaluz que ha sabido adaptarse a los cambios de las políticas agrarias comunitarias y a las demandas de los consumidores, siendo capaz de diversificar sus producciones hacia aquellas más rentables. 

Por ello, Andalucía cuenta con el sector agrario más potente de España, representando el valor de la Producción de la Rama Agraria andaluza más del 25% del total nacional. Las frutas y hortalizas y el aceite de oliva suman más de la mitad del valor de toda la Producción de la Rama Agraria andaluza.

El peso del sector agrario andaluz también se traslada a la industria agroalimentaria, la más importante tras la de Cataluña, al constituir la principal rama de actividad industrial en Andalucía, representando en torno al 20% de la producción industrial con casi 5.000 empresas distribuidas por todo el territorio de la Comunidad Autónoma. Con  una cifra de negocios de 13,4 millones de euros, la agroindustria andaluza mantiene un nivel de empleo de casi 50.000 personas y se caracteriza por su marcado carácter exportador. Así, en 2010, el valor de las exportaciones agroalimentarias andaluzas alcanzaron un valor de más de 6.000 millones de euros, arrojando una balanza comercial positiva de más 3.500 millones.