-A diferencia de lo ocurrido en otras ocasiones, ASAJA-Almería ha optado por iniciar una campaña informativa dirigida al agricultor para animarlo a participar más en la venta de su producto. ¿Por qué toma ASAJA esa decisión, cuando otras organizaciones agrarias han pasado, directamente, a la acción en las calles?

-La situación actual es muy complicada y el tema de los precios lo vemos ya como algo estructural y no coyuntural; por eso, creemos que esta situación no se puede resolver saliendo un día a pasearnos por la calle en Almería o haciendo un acto determinado de protesta, sino que requiere una solución importante y de calado. En este sentido, ASAJA, ya desde septiembre, empezó dentro de la Interprofesional de Frutas y Hortalizas de Andalucía a concienciar de que la campaña se presentaba dura y de que el agricultor no podría soportarlo, que necesitábamos mecanismos y, de hecho, quisimos que se pusiera en marcha el Decreto de Calidad para retirar segundas categorías, pero no fue aceptado. Entonces, vimos que desde la Interprofesional no se podía tomar ninguna decisión que pudiera venir a mejorar la rentabilidad del agricultor, por lo menos a corto plazo. Por otro lado, si seguíamos allí, estábamos muy limitados para poder hacer y tomar decisiones que vinieran a mejorar la rentabilidad del agricultor. Por eso nos salimos, junto con COAG. A partir de ahí, los análisis que hacemos del problema son muy parecidos, sin embargo, las soluciones no lo son tanto.

-¿Y por qué esas diferentes soluciones?

-Es verdad que necesitábamos de acciones inmediatas, pero también es verdad que necesitamos de soluciones que permanezcan en el tiempo para no confundir a los agricultores y para darles seguridad. Es por eso que, cuando hablamos de las posibles movilizaciones en origen, nosotros entendemos que no es la solución y decidimos irnos al centro del problema.

-¿Y cuál es?

-Para nosotros, el centro del problema es que el agricultor no pone precio, que el agricultor entrega su producto, tanto a los almacenes con venta a destino como a las subastas, y que los unos venden en destino, las otras venden en origen, pero hay otras personas, que son los intermediarios o plataformas comerciales, que son los que están poniendo el precio y, al final, al agricultor le queda una miseria. Nosotros entendemos que esto no puede ser así, porque de seguir así va a suponer que no podamos plantar y que muchos no podamos, ni siquiera, acabar la campaña.

-De ahí que decidieran poner en macha la campaña informativa.

-Efectivamente. Por eso decidimos iniciar una campaña de concienciación al agricultor, para que, tanto si es de subasta, esté presente en la subasta y, cuando el precio al que puede venderse su producto no sea rentable, pulse para que no se venda, y que los que son de SAT o cooperativas con venta a destino que hagan asambleas y les digan a sus comerciales cuáles son los precios a los que están autorizados a vender y a qué precios no lo están. Por supuesto, no estamos hablando de precios mínimos ni estamos hablando de precios pactados; estamos hablando de que cada empresa tenga su propio criterio de precios en función de los criterios que sus agricultores les indiquen y que, con ello, el agricultor sea consciente de que cuando vende caro, le queda más, cuando vende barato, a cómo está vendiendo y, cuando no le interesa, pueda retirar.

-Pero, ¿qué pasaría con ese producto retirado?

-Pues, ese producto, si se retira, que vaya a industria o a IV o V gama, pero con sus certificados correspondientes; es decir, que no se pueda ver desvío de un producto que, en principio, se ha vendido a un precio menor para que vaya a industria o IV o V gama y, al final, aparezca en fresco, como ya hemos denunciado, en los lineales y como producto de primera. A la vez, hay que desarrollar una industria agroalimentaria en torno a nuestra agricultura capaz de dar salida al producto que no sea rentable vender en fresco.

-De momento, ¿cuáles han sido las reacciones a esta campaña?

-Pues, la verdad es que, cuando les vas explicando a los agricultores que Almería, desde noviembre a marzo, tiene, prácticamente, el 90% de todo el producto que se consume en Europa de todos los cultivos que tenemos y que el agricultor no es capaz de poner precio, sino que se lo ponen, esa música empieza a gustarles. Y cuando, además, les dices que hay que hacer un contrato con la empresa donde entregan el producto y que ya hay algunas empresas que están empezando a funcionar así y que no pagan producto por debajo del precio que se ha firmado en ese contrato, pues les interesa bastante. Además, también les interesa mucho sentirse integrados dentro de su empresa a la hora de formar precios. La única duda que les queda es si seremos capaces de conseguir el consenso importante de agricultores para poder hacer el cambio y nos piden que vayamos a hablar con sus empresas.

-Los agricultores, desde luego, han acogido bien la idea pero, ¿qué pasa con la comercialización?

-Nosotros hablaremos con agricultores y si ellos deciden llevarlo a cabo y mandar en sus empresas, son los que tienen que hacerlo. En el caso de sociedades anónimas o SAT también tendremos que hablar con la empresa y, por ejemplo, ya tenemos a nivel de asociación un compromiso de ECOHAL de que ellos, individualmente, están dispuestos a hacerlo con cada uno de los agricultores que le llevan producto a sus subastas, siempre de forma individual y siempre sin pactar precio entre agricultores.

-Decía al principio que el problema de precios no es, ni mucho menos, coyuntural, sino que es un problema estructural. ¿Se han tomado las decisiones necesarias para que esto no sea así o es que, realmente, hay alguna parte del sector al que le interesa esta situación?

-Lógicamente, hay varios a los que le conviene. El primero es el intermediario, que compra y vende producto y que, cuanto más barato compre, más caro puede vender. En segundo lugar, le conviene a la propia plataforma comercial a la que sirve el intermediario, y ésa ha cogido un poder muy fuerte. Nuestras empresas de comercialización, por su parte, que deberían ser intermediarias, en la mayoría de los casos no lo son, sino que son víctimas del problema, al igual que el agricultor, pero además con un miedo, que más que miedo es pánico, a que el intermediario pueda dejar de pedirle sus servicios. Ante esta situación, aquí lo tenemos mal todos.

-Luego, ¿ha ganado alguien?.

-El intermediario, lógicamente. Nosotros en Almería, sin embargo, tenemos meros limpiadores de almacenes que lo único que hacen es ganarse la confianza de ese intermediario para que les compre por encima de otros y, así, limpiar su almacén.

-Pero, ¿y el precio?

- Eso es lo de menos, ellos limpian almacenes. Esta situación es la que no se puede dar, sino que tendremos que plantearnos qué capacidad tiene el mercado europeo, que es nuestro principal cliente, de consumo y durante qué meses y qué capacidad de producción tenemos nosotros y durante qué meses y tendremos que hacer una verdadera planificación en origen para abastecer ese mercado en los meses en que tengamos que abastecerlo. El resto de explotaciones, si es que sobran, las tendremos que dedicar a otros productos que pudieran tener un nicho de mercado y una rentabilidad o tendremos que destinar parte de la producción, pero a sabiendas y en momentos puntuales, a industria o IV y V gama, pero que el agricultor participe de esa industria y de esa IV y V gama.

-La Unión Europea (UE), para el sector de la leche, ya ha puesto en marcha los denominados contratos tipo. ¿Estos mismos contratos tendrían utilidad en el sector de las frutas y hortalizas?

- Estos contratos se pueden hacer a través de dos vías: o bien a través de las organizaciones de productores o bien a través de las interprofesionales. Nosotros consideramos que el agricultor individual también debería entrar aquí; por eso, decimos que iniciaremos movilizaciones, porque tendremos que convencer a la Administración de que esos contratos deben estar amparados por la propia Administración, y que haya una única vía. Por supuesto, todos los contratos no van a decir el mismo precio, porque cada uno debe ir en función de los costes de explotación de cada agricultor y, si alguien piensa que, al final, siempre se comprará el producto más barato, hay que decirle que esto no va a ser así, sino que todo dependerá de qué producto sea mejor.

-Decía que ya han conseguido el compromiso de ECOHAL para, de forma individual con sus agricultores, hablar de esos contratos. ¿También han obtenido una respuesta de COEXPHAL?

-Nosotros les hemos dicho a las empresas de ECOHAL que creemos que no se debe vender por debajo del precio que el agricultor quiera y ellos nos han dicho que están de acuerdo y que estarían dispuestos a hacer contratos individuales para la próxima campaña. En cuando a COEXPHAL, también nos manifiestan que están de acuerdo en que el agricultor debe poner el precio, pero que cada uno lo tiene que hacer en su empresa; por eso nos hemos ido a hablar con los agricultores y que cada uno los ponga en su empresa.



ISABEL FERNÁNDEZ