Su sistema consiste en la utilización de insectos y ácaros beneficiosos en todas las plantaciones, que se van rotando a lo largo del año. De esta manera se consigue  mantener los invernaderos limpios de plagas durante todo el ciclo de cultivo.

El melón y la sandía son dos plantaciones de primavera que siempre van asociadas al cultivo de pimiento en la zona del Poniente y al de tomate en la zona de Levante en la provincia de Almería.

Se trata, como han explicado desde la empresa, de garantizar el control de las principales plagas que afectan a las hortícolas en general y a estos cultivos en particular.  En este caso, como han asegurado, "las plagas que nos ocupan son la mosca blanca y el trips,  y obtenemos el control de las mismas con  la introducción de un único agente de control biológico, como es el Amblyseius swirskii.

La dosis recomendada por Koppert para el melón y sandía de A. swirskii varía entre 50 y 75 individuos por cada metro cuadrado. Con esta técnica se logra, según han explicado desde la compañía, además, "erradicar estas plagas en los meses que dura esta plantación, y empezar con los invernaderos limpios de plagas en el siguiente cultivo de pimiento o tomate".

Desde Koppert han comprobado, del mismo modo, que las fincas que realizan control integrado en los cultivos de primavera de melón y sandía, mediante la introducción de las cantidades adecuadas de Amblyseius swirskii, han registrado un menor índice de virus transmitido por estas dos plagas.

Con la implantación de este sistema, que Koppert lleva aconsejando desde hace ya varios años, se  ha conseguido disminuir el coste económico para el agricultor y erradicar un insecto tan peligroso como es la mosca blanca, importante vector de transmisión de virus en frutas y hortalizas.