-Almería produce melones y sandías que, mayoritariamente, se destinan a mercados de exportación y, aquí, Alemania es, si cabe, uno de los mayores receptores de estos productos. ¿Cómo ve el consumidor alemán el producto llegado desde Almería?
-Al inicio de la campaña, el consumidor alemán está acostumbrado a los melones y las sandías de ultramar, que se encuentran en un estado óptimo de madurez. Esto contrasta con los melones y sandías de Almería, cuya campaña está comenzando y que, si no se controla bien la recolección, no ofrecen las mismas condiciones de madurez y, por tanto, de sabor.

-El melón, sobre todo en los últimos años, ha perdido parte de su mercado de exportación en favor de producto procedente de otros países, ¿dónde está el problema?
-Además de lo comentado anteriormente, creo que habría que plantar variedades pensando en el sabor y no en los kilos. De todas formas, de poco sirve plantar buenas variedades si luego se recolectan antes de hora.
-Luego, ¿hasta qué punto considera que se adecua la oferta almeriense a lo que demanda este mercado?
-Respecto a volúmenes y tipos de melones y sandías, considero que sí se adecua.

-¿En qué aspectos cree que se podría y se debería trabajar para recuperar la cuota de mercado perdida?
-Cuidar desde el inicio la calidad y el sabor, manteniendo la regularidad durante toda la campaña. También creo que es muy importante mantener al mismo tiempo una regularidad en los precios.

-¿Considera que proyectos como el de la sandía fashion contribuyen a mejorar, en primer lugar, la imagen del producto español y, posteriormente, su comercialización?
-La innovación siempre es bien recibida por la distribución y por el consumidor, pero la introducción en el mercado de un producto nuevo requiere una estrategia de marketing más extensa y efectiva. Nosotros invertimos junto a nuestros proveedores habituales una parte del margen comercial en promocionar en el punto de venta los productos confeccionados en nuestras marcas propias, incluyendo las innovaciones. Con la sandía fashion, el reto es conseguir que el consumidor aprenda a diferenciarla de la sandía normal.

-En origen, en numerosas ocasiones, se denuncian las políticas de bajos precios de algunas cadenas de distribución, ¿qué le parece?
-Nosotros no somos partidarios de las políticas de precios bajos, si bien, cuando hay una sobreproducción de algún producto, las promociones a un precio competitivo pueden ayudar a dar salida a dicho producto. Creo que el problema radica más en la falta de coordinación de la oferta y en la regulación de la producción en origen.

-¿Cree que, centrándonos en melón y sandía, el consumidor estaría dispuesto a pagar más por un producto de mayor calidad si, claro, se pudiera mejorar aún más la calidad?
-Creo que sí, siempre y cuando la mejora de las calidades vaya acompañada del ya mencionado control de la oferta.

-El melón piel de sapo parece que se abre camino en el mercado de exportación, cuando, hasta hace unos años, era más un producto para mercado nacional. ¿A qué cree que se debe?
-Principalmente, a la mejora de las variedades. El piel de sapo ha tenido siempre dos inconvenientes frente al mercado alemán: el aspecto y el tamaño. Al conseguir variedades con un tamaño más reducido, manteniendo el sabor, se está eliminando un inconveniente. Si  esto se acompañara de una buena estrategia de marketing respecto al aspecto exterior, se conseguiría una introducción más rápida en el mercado.

-Por último, ¿considera que tanto melón como sandía están avocados a perder su mercado en Alemania en favor de otros orígenes?
-Almería sigue teniendo la ventaja de las fechas de producción. Si se centran los esfuerzos en llevar a los mercados un producto de primera calidad y de una manera ordenada no tiene por qué perder su cuota de mercado.



Isabel Fernández