De esta forma, Del Campo salió al paso de la aprobación hoy en Consejo de Ministros de los planes hidrológicos del litoral andaluz contra los que votaron ya los regantes en el último Consejo Nacional del Agua (CNA).

En este sentido, argumentó que las dotaciones de agua que se reflejan en los planes de cuenca del litoral andaluz parecen responder más a criterios políticos que técnicos a juzgar por la disparidad de las cifras asignadas.

Y es que para la Federación resulta llamativo que existan diferencias significativas en las asignaciones para un mismo cultivo entre la Demarcación Atlántica (Guadalete-Barbate y Tinto-Odiel-Piedras) y la Mediterránea, cuando la dotación debiera ser la misma. Concretamente, estas variaciones parten del 15% los frutales y alcanzan el 80% en cultivos tan representativos para la región como el olivar, que ocupa cerca de la mitad de la superficie regada de Andalucía.

Cuadro 1. Disparidad de dotaciones por cultivos entre cuencas

*m3/ha.

Fuente: Proyectos de Planes Hidrológicos de Demarcación de las Cuencas Litorales Andaluzas

En opinión de Fenacore, otro de los aspectos que ponen de manifiesto la ausencia de fundamentos técnicos a la hora de asignar las dotaciones es que ni siquiera existe una coherencia entre las cifras de la actual Administración andaluza y los planes hidrológicos planteados por la antigua Consejería de Medio Ambiente.

De esta forma, la disparidad de criterios empleados dan como resultado un "sorpresivo recorte" en las dotaciones definitivas. Así, según la Agenda de Regadíos H-2015 de abril del año pasado, a la Demarcación Atlántica le corresponde ahora un 19% menos de agua, mientras que a la Mediterránea, un 10% menos.

Cuadro 2. Discordancia de dotaciones entre consejerías andaluzas

* promedio m3/ha.

Fuente: planes hidrológicos del litoral aprobados por la Consejería de Medio Ambiente y Agenda de Regadíos H-2015 aprobada por la Consejería de Agricultura y Pesca

Del Campo advirtió que si no se realiza una distribución del agua capaz de garantizar la viabilidad de los cultivos, no sólo se "borrarán de un plumazo" unos regadíos que llevan una media de casi cuarenta años produciendo, sino que se acabará con un sector estratégico para la economía de Andalucía y una de las pocas industrias que pueden actuar como motor de la recuperación en la región.

De hecho, el regadío andaluz -que ocupa un tercio del regadío español, el más representativo de nuestro país- ha experimentado un crecimiento del 65% en las dos últimas décadas gracias a la inversión en modernización, que ha permitido convertir en regables zonas infradotadas, fundamentalmente de Almería, Huelva y Jaén.

Curiosamente, los regadíos más antiguos se encuentran en la provincia de Granada, dónde más del 50% de la superficie regada tiene más de medio siglo de antigüedad. Por su parte, los más jóvenes se localizan fundamentalmente en la provincia de Jaén, donde más del 55% son olivares posteriores a 1990.