Durante al última visita realizada a este núcleo costero por el alcalde de El Ejido, Francisco Góngora, se ha podido comprobar el estado de dejadez en el que se encuentra este cauce urbano, donde arbustos, cañaveras y abundante vegetación obstruyen la salida natural, con los correspondientes daños materiales y humanos que podrían derivarse ante posibles avenidas y desbordamientos provocados por la lluvia.

Desde el gobierno local se ha reiterado que las competencias para realizar los trabajos de limpieza y adecuación en esta rambla, tal y como se recoge en el decreto de prevención de avenidas e inundaciones en cauces urbanos aprobado por la propia Administración andaluza, son de la Junta de Andalucía. De esta forma, se insta al Gobierno regional a que proceda a ejecutar los trabajos necesarios para garantizar la seguridad de este cauce urbano, así como para mantenerlo en un óptimo estado de conservación.

Del mismo modo, se ha vuelto a reiterar la petición que formalmente realizó el Consistorio hace ya casi cinco meses a la Junta de Andalucía y, en concreto a la Agencia de Medio Ambiente y Aguas, antigua Agencia Andaluza del Agua, solicitando la limpieza del cauce de la Rambla del Loco con el fin de, ante las lluvias de otoño, evitar posibles avenidas y desbordamientos que podrían generarse debido a la abundante vegetación silvestre de la zona, ante lo que aún no se ha actuado.

Asimismo, se recuerda que en lo relativo a las competencias de los ayuntamientos, que son de alcantarillado, drenaje urbano y recogida de residuos sólidos arrojados a los cauces públicos en tramos urbanos, se ha cumplido de manera adecuada con las responsabilidades y competencias municipales en esta materia. 
 

De igual modo, se desde el equipo de gobierno han destacado las distintas iniciativas presentadas por el Partido Popular en el Parlamento Andaluz sobre la valoración del estado de las ramblas y cañadas del municipio, motivadas por la constante preocupación existente, tanto por parte de vecinos, agricultores como por el propio Ayuntamiento, ante posibles inundaciones, con los correspondientes daños materiales y humanos que podrían derivarse de su inadecuada conservación.