Los fertilizantes también son algo más caros, ya que conlleva un desembolso de unos 0,46 euros/m2, seguido del gasto energético y del agua que rondan entre los 0,23 y los 0,20 euros el metro cuadrado, respectivamente.

Sin embargo, el coste directo medio de semilla y semillero para un tomate sin injerto es de 0,29 euros/m2, algo más barato, ya que el injerto en sí supone un gasto adicional para el agricultor.

Por otro lado, en cuanto a los costes indirectos medios, el más alto es el plástico, que se encuentra en unos 0,21 euros el metro cuadrado, seguido del invernadero (0,15 euros/m2), enarenado, sustrato (0,03 euros) e instalación de riego (0,03 euros/m2), que son costes que se mantienen.

En total, el coste medio de producción de tomate sin injerto supone los 3,95 euros por metro cuadrado para el productor, mientras que si el tomate es injertado, su coste medio de producción se eleva a los 4,21 euros/m2. 

FHALMERIA