Esto está provocando que los semilleros dediquen mayor atención a la mejora del injerto, obteniendo nuevos patronos y pies que permitan a la planta adaptarse a suelos más trabajados o castigados por enfermedades fúngicas, así como aportan un mayor vigor a la planta si fuese necesario.

El semillero es el encargado de lograr que un injerto llegue en perfectas condiciones al invernadero, por lo que se ha ido invirtiendo en nuevas tecnologías para llegar siempre a tiempo y cumplir con las fechas puestas por el agricultor. En cuanto a las últimas tendencias dentro de este sector se encuentra el injerto de púa, un tipo de injerto que ya salió hace unos años, pero que es ahora cuando se está perfeccionando y está desbancando al injerto de aproximación, el cual ya apenas se emplea.

El injerto de púa es un injerto muy parecido al de tomate, aunque con la diferencia, según Juan Díaz, técnico de Crisel Semilleros, "de que el de púa no tiene raíz, no tiene base radicular porque la cortas y lo que hace es generar nuevas raíces en la calabaza. Así este injerto, con su raíz nueva, tiene mucha más fuerza y es más vigorosa, logrando una planta más fuerte y de mayor calidad".


Elena Sánchez