En este sentido, González explicó que los resultados del ensayo llevado a cabo en la campaña 2014/2015 en la Estación Experimental en un cultivo de tomate de ciclo corto ponían de manifiesto que el uso de Fytosave para el control de oídio en tomate contribuía a "mejorar la calidad de la producción y la cosecha". De este modo, afirmó que, en la tesis que había sido tratada con este producto de Lida Plant Research, "los frutos tenían un 8% más de peso comercial" que en el testigo, además de "un 13% más de frutos de calibre G", luego, "hemos comprobado que, con la aplicación de Fytosave, suele haber un desplazamiento hacia calibres mayores". En ese mismo ensayo, se testó la eficacia de la aplicación de Fytosave para el control de Fulvia, llegando a la conclusión, igualmente, de que "no hay diferencias con respecto al estándar" y, de hecho, "la tesis Fytosave mostró un comportamiento muy bueno teniendo en cuenta que durante todo el ensayo sólo se utilizó este producto".

Fytosave
Fytosave, según explicó Miguel Sarrión, coordinador comercial nacional de Lida Plant Research, es un nuevo elicitor de las defensas naturales de las plantas frente enfermedades, "principalmente tipo oídio". La empresa obtuvo recientemente el registro para Fytosave, que se ha convertido, de este modo, "en el primer producto registrado bajo la denominación de 'fitosanitario de bajo riesgo' tanto en España como en Europa".

Fytosave es fruto de la colaboración de Lida Plant Research con la Fytofend de la Universidad de Namur (Bélgica). Su sustancia activa es un complejo patentado como oligosacárido de origen natural bajo el nombre de 'COS-OGA', resultado de la combinación, por un lado, del quitosano (quito-oligosacáridos o 'COS') y, por otro, de la pectina (oligogalacturonanos u 'OGA'). Esta nueva molécula actúa activando los receptores de la membrana de las plantas, que reconocen el elicitor 'COS-OGA' y transmiten una señal bioquímica que desencadena una cascada de reacciones de defensas naturales.

Diversos ensayos ya han puesto de manifiesto que, además de activar esa defensa natural de las plantas, tras la aplicación de Fytosave, entra en juego un elevado número de proteínas, en torno al 40% de ellas vinculadas con la "defensa" de la planta y un 20% más que "aumentan la capacidad de fotosíntesis del cultivo", de ahí que, según comentó Sarrión, el uso de este elicitor permita, "además de controlar el oídio, un mejor desarrollo de la planta y, con él, un aumento del rendimiento de los cultivos".

Fytosave es un producto recomendado para tratar las producciones de forma preventiva frente al oídio. Actualmente, está autorizado para su uso en tomate, pimiento, berenjena, calabacín, pepino y melón, si bien desde Lida Plant Research esperan que, en breve, puedan contar con el registro también para sandía. Asimismo, la empresa espera que, en breve, se incluya en el Registro Específico de Producción Integrada para cultivos hortícolas de Andalucía.

Entre las muchas ventajas con las que cuenta, destaca que "es un producto que no tiene ningún efecto perjudicial para la salud a largo plazo", de ahí que esté considerado un fitosanitario de bajo riesgo. Además, no tiene Límite Máximo de Residuos (LMR), plazo de seguridad ni de reentrada, es decir, se puede aplicar en el interior de la finca habiendo, incluso, otros trabajadores. Fytosave no genera resistencias y, además, es un producto resistente al lavado, a las lluvias y a las radiaciones ultravioletas.

Vacunas vegetales
Por su parte, José Ignacio Castillo, responsable de I+D+i de Lida Plant Research, profundizó en la base científica que ha dado lugar a Fytosave, las vacunas vegetales o fitovacunas. Estas vacunas vegetales, según explicó, "actúan activando la inmunidad innata de las plantas", o lo que es lo mismo, su sistema de defensa. Para ello, y al igual que ocurre con las vacunas normales, "inducimos la enfermedad, gracias a la aplicación de fragmentos de moléculas del patógeno -enfermedad-, que se introducen en la planta y ésta activa su sistema inmune".

La defensa natural de las plantas se basa en el reconocimiento que hace la propia planta de los patógenos. Para ello, las plantas desarrollan una serie de proteínas receptoras que son las que reconocen el patógeno, que suele contar con una estructura fija. Una vez reconocido el patógeno, la planta pone en funcionamiento su sistema de defensa. De ahí que, con la inducción de fragmentos de ese patógeno a modo de vacuna vegetal, la planta ponga en marcha su 'sistema defensivo' de modo preventivo.

Entre las ventajas de las fitovacunas, Castillo se refirió a que son productos de origen natural, no son tóxicos ni para el aplicador ni para el medio ambiente, son productos biodegradables, que no dejan residuos, no alteran las rutas hormonales de las plantas, no son fitotóxicos y permiten reducir el número de aplicaciones de fungicidas químicos, ayudando así a reducir los residuos en los cultivos.

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Isabel Fernández