El consejero ha valorado así la relevancia de una figura que, desde su punto de vista, basa su éxito en la cooperación y la sinergia de los distintos agentes del sector agroalimentario, del conocimiento, de la investigación y de la tecnología. De momento, tras una primera convocatoria de incentivos, esta realidad se ha materializado ya en la puesta en marcha de 39 proyectos.

De ellos, 17 guardan relación con el sector del olivar y abordan aspectos como la fertilización del cultivo con cenizas de biomasa, los subproductos orgánicos de almazara y entamado o la creación de un modelo de riego sostenible mediante el uso de aguas regeneradas. Otros ocho están orientados a la gestión de residuos; cinco, a estrategias innovadoras y nuevas técnicas en sanidad vegetal; y siete, a la eficiencia en la gestión y a la sostenibilidad.

La próxima convocatoria persigue, en palabras de Rodrigo Sánchez, "dar otra vuelta de tuerca". En concreto, la orden hará hincapié, según ha detallado, en la oportunidad del potencial de las nuevas tecnologías. Se trata de fomentar, ha señalado, el desarrollo de aplicaciones móviles, el uso de satélites y drones para la agricultura de precisión, las mejoras en la trazabilidad o la aplicación de la inteligencia artificial, en explotaciones e industrias.

El titular de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural entiende que ése es el camino "ante el momento crucial en el que nos encontramos". Para Sánchez Haro, "debemos esforzarnos para impulsar al sector desde una perspectiva global", centrada en la innovación, "para aportar el máximo valor añadido", y en la búsqueda de nuevas fórmulas "que incidan en nuestra más clara seña de identidad, la excelencia".