A la pregunta de si funciona la Unión Europea, hay una respuesta precisa, clara y contundente: No.
En plena campaña agrícola en el sureste español se le ha ocurrido al Gobierno francés anunciar una subida bestial de los carburantes a la que han respondido al unísono miles de consumidores galos cortando las carreteras y creando esas kilométricas colas de camiones que solo se pueden grabar desde un helicóptero
de lo gigantescas que son. Así las cosas, los agricultores españoles tienen que soportar el cabreo francés por la subida del combustible a la vez que los ciudadanos que se alimentan de la huerta española
han de esperar a que a los gabachos se les pase el mosqueo para recibir las hortalizas. Igualito que en Estados Unidos. Para qué corregir nada en la Unión Europea, si está todo divinamente. ¡Qué vergüenza!
Por su parte, la UE no se atreve ni a llamar la atención a los vecinos del norte al considerarlo
un asunto de estado. La verdad es que ese concepto de estado no lo asimilo, cuando son varios países miembros los que se quedan esperando a que los franceses permitan el paso de los camiones hacia sus destinos. Lo de Francia no es de ahora, lo vienen ensayando desde que España entró en la antigua
CEE, lo que se conoció como Mercado Común Europeo, germen creador de la actual UE. Ya por entonces, cuando sus lechugas y otros cultivos de hoja tenían un precio bajo la mejor solución 
que encontraban aquellos agricultores era destruir la mercancía de España que transitaba por carreteras galas. Por entonces se decía que había un potente sindicato agrícola contra el que era imposible hacer nada. ¡Pero bueno! ¿Desde entonces no ha habido evolución alguna? ¿Todavía tienen que cortar las
carreteras para protestar? O es que no saben hacer otra cosa.
En detalles de esta naturaleza podemos comprobar el poco peso que tiene España en Europa, cualquier país nos pisa y debemos callarnos para llevarnos bien con el entorno, porque simplemente nos irá mejor.
Es una lástima que los gobiernos de este país no consigan tener la fuerza suficiente para representar, con toda la energía necesaria, a un estado de 47 millones de habitantes como hacen otros en esta misma UE. Solo basta recordar el ejemplo de Italia en relación con la recogida de inmigrantes en el Mediterráneo
y el asunto de sus cuentas internas supervisadas y corregidas por los organismos económicos
europeos.
La dictadura nos ha generado un importante  retraso que incluso nos ha sumido en un cierto complejo del que no terminamos de salir como país. Mientras esto siga así va a resultar difícil que podamos defendernos de abusos como los protagonizados por los consumidores franceses a causa de la subida de los carburantes. 
A cuento de todo esto, no me extraña que haya muchos que les de igual defender la bandera
de España como sonarse los mocos en ella.
¡Lástima de país!

JOSÉ ANTONIO GUTIÉRREZ