En recientes declaraciones, la consejera de agricultura, ha declarado que existe un remanente de fondos no utilizados y que se programarán unos 800 millones de euros del plan de desarrollo rural correspondiente al marco comunitario 2014-2020 que no se han ejecutado con el objetivo de impulsar la competitividad del sector primario. Entre las posibles opciones y líneas de trabajo citadas por la consejera no se incluye el sector ecológico, cuestión que sorprende a la Fundación Savia, considerando que el sector ecológico es el único que ofrece respuestas claras a los grandes retos a los que se está enfrentando Andalucía: el despoblamiento rural y el cambio climático.

Según muestran las últimas cifras del sector ecológico, la superficie mundial ha pasado de 57.816.759 hectáreas en 2016 a 69.845.243 hectáreas lo que supone un crecimiento interanual del 20,76%. Europa ha pasado de 13.509.146 hectáreas a 14.558.256 hectáreas y España, con 2.082.173 hectáreas es el cuarto país en superficie certificada tras Australia, Argentina y China.

El consumo global ha pasado de 80 mil millones de euros en 2016 a 92,074 mil millones de euros, lo que sigue suponiendo crecimientos por encima de los dos dígitos, siendo USA, con 40,011 mil millones de euros el principal mercado, seguido de la UE con 37,351 mil millones de euros. Los principales países consumidores europeos son Alemania (10 mM €), Francia (7,9 mM €), Italia (3,1 mM €) y España con (1,9 mM €).

El número de productores sigue en un vertiginoso crecimiento lo que evidencia la amplia red de productores y transformadores en todo el mundo. De los 2,7 millones de productores en 2016 se ha pasado a 2,9 millones de productores en todo el mundo, situándose más del 40% en Asia y suponiendo un crecimiento de +1,300% desde 1999.

El consumo por habitante y año es uno de los indicadores más relevantes para valorar la fuerza del sector. Existen países donde el consumo anual percápita evidencia la estabilidad y solidez del modelo de producción y consumo. En Suiza el consumo por habitante y año es de 288 €, en Dinamarca 278 €, en Suecia 237 €, en Austria 196 €, en Alemania y Estados Unidos 122 €. En España, aún el consumo se sitúa en 40 € por persona y año, es en este apartado donde tenemos un importante reto.

Evolución andaluza
Andalucía, en opinión de la Fundación Savia, no puede permanecer ajena a esta evolución mundial. No está siguiendo el ritmo de consolidación que está marcando el sector a nivel internacional. Andalucía tiene que seguir siendo, ahora más que nunca, el referente que nuestro territorio ha sido en este sector de futuro, de presente ya para muchas familias y empresas. No se puede permitir que otros territorios avancen de manera decidida mientras Andalucía va quedando relegada. Un caso concreto es el sector del olivar. Existen ya 882.889 hectáreas de olivar ecológico en el mundo. En Túnez están 254.411 hectáreas, en Italia 235.741 hectáreas. Sin embargo, en toda España, principal productor mundial, sólo existen 195.114 hectáreas de las que en Andalucía sólo contamos con 75.138 hectáreas.

En Andalucía se dan los factores adecuados para expandir de manera clara el sistema de producción y el mercado ecológico: clima, calidad del suelo, capacitación de las personas, experiencia, capacidad de inversión, y, sobre todo, la mayor formación, concienciación, implicación de la sociedad que sabe ya que es éste un factor clave en su vida y en la de las próximas generaciones. Todo ello está sumando para que Andalucía y su sector ecológico haya sido un ejemplo en la calidad y el valor añadido generado, que cuente con un importante prestigio a nivel europeo, por su trayectoria, por ser un referente en el modelo productivo y comercializador.

Por todo ello, la Fundación Savia ha solicitado a la Consejería, que incluya, mediante la publicación de una convocatoria especial este año, incentivos a la producción ecológica, a la incorporación de nuevas explotaciones a este sector, a primar las prácticas agrícolas, a la ganadería ecológico y extensiva y actividades forestales. Porque producen un efecto benéfico sinérgico que va más allá de la producción de productos excelentes y sostenibles. Generan biodiversidad, cuidan el suelo, optimizan el agua, mitiga el cambio climático, genera empleo y riqueza que arraiga a las mujeres y hombres al territorio.