Así, en esta nueva familia se ha incluido la tecnología ‘Nature', dirigida a un mayor control de las fuentes nitrogenadas, e integrada por un triple efecto que garantiza la sostenibilidad ambiental, con la máxima eficiencia en el aprovechamiento de las unidades aportadas de nitrógeno, ya que se reducen las pérdidas de nitrógeno por lixiviación, desnitrificación y volatilización (efecto NATURE).
No en vano, la eficiencia en el uso del nitrógeno a nivel global para el caso de frutas y verduras en 2010 fue del 14%, esperando llegar al 40% en 2050 (managin nitrogen for sustainable development, 2015). De estos datos se desprende que del nitrógeno aplicado al suelo (fertilizantes + estiércol + fijación biológica) solamente un porcentaje muy pequeño es exportado al cultivo, perdiéndose el resto ya sea mediante volatilización en forma de NH3, cuando tenemos un exceso de nitrógeno amoniacal en el suelo y el medio comienza a volverse demasiado alcalino; mediante desnitrificación en forma de NOx y N molecular, cuando se dan condiciones de anaerobiosis en suelos mal estructurados y con manejos inadecuados del riego; o mediante lixiviación en forma de nitratos también debido a manejos inadecuados del riego y/o de los fertilizantes utilizados.
Estas dos últimas formas de pérdida de nitrógeno tienen sus correspondientes impactos ambientales en cuanto a contribuir al calentamiento global (N2O, gas de efecto invernadero con un potencial de calentamiento 300 veces superior al del CO2) y a la contaminación de acuíferos del subsuelo (nitrógeno perdido por percolación como nitratos), siendo consideradas la eutrofización de aguas dulces y costeras y la acidificación de ecosistemas por la lluvia ácida, junto con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad las principales amenazas para la habitabilidad de la Tierra.
Así, en el ensayo demostrativo realizado en El Ejido en un cultivo de pimiento California rojo, estando esta zona catalogada como vulnerable a contaminación por nitratos de origen agrario, se ha seguido un PFI Fertinagro con SUMMUM NATURE frente al testigo en el que se ha seguido otro programa de fertilización empleando fertilizantes convencionales no tecnológicos, obteniéndose como resultado un incremento de producción del 20,46% respecto al testigo (113.510 Kg/ha frente a 94.226 Kg/ha), con una rentabilidad para el agricultor de 13.113 €/ha; empleando un 41,79% menos de UF/ha de N y un 52,62 % menos de UF/ha totales.