La consejería, además, ha recordado que el sector agrícola está sometido a controles e inspecciones continuos por parte de las administraciones públicas para garantizar el cumplimiento de las diferentes normativas, unas leyes que en el caso de Europa son de las más exigentes de todo el mundo. De esta forma, se da respuesta a un consumidor final que reclama alimentos de máxima calidad, elaborados con estricto respeto al medioambiente y en donde se blinden los derechos laborales de los trabajadores.

Además de las inspecciones que llevan a cabo las administraciones públicas, el agro almeriense también está sujeto a certificaciones de buenas prácticas por parte de cadenas de supermercados internacionales. Estas certificaciones privadas también son una garantía complementaria de que su producción se desarrolla según estrictos cánones de gestión social y laboral.

Por último, la Consejería de Agricultura ha lamentado que se mezcle el complejo fenómeno de la inmigración que afecta a toda Europa, y con especial incidencia en la zona de Almería por su cercanía al norte de África, con la actividad agrícola, siendo esta una actividad que genera oportunidades de empleo.