De esta forma, todo el material genético que la casa de semillas ha puesto en el mercado en los últimos tres años ya se trata de variedades triple resistencia: al virus del amarilleo, venas amarillas y oídio. En adelante, ese será el mínimo marcado para llevar al mercado variedades como, por ejemplo, los pepinos tipo Almería, Atolon (para el mes de septiembre) o Remo y Sedal (ambos para octubre).

Pero, más aún, BASF cuenta con otra línea de pepino largo que, además de ser triple resistente suma la resistencia al virus CGMMV, muy complicado de controlar y que genera muchos problemas al agricultor. En este sentido, BASF ofrece propuestas como Goleta (para ciclo temprano en agosto) y Buque (para septiembre). Con estas variedades, se minimiza la infección primaria (desde el suelo y la estructura) e infección secundaria (entre plantas a través del manejo del cultivo).

Finalmente, BASF cuenta con otra línea que, junto a la triple resistencia, tiene muy buena tolerancia a los ataques del virus de Nueva Delhi y donde la variedad SQisito está sacando cabeza gracias a su buen comportamiento ante ataques tan temidos por los productores como los de este virus.

Postcosecha

Al margen de las resistencias, otra interesante línea de trabajo en innovación en la que se encuentra inmersa la compañía se refiere a la postcosecha del fruto; un asunto que gana importancia en el debate actual ante la exigencia del uso, cada vez más mínimo, de los plásticos.

En este sentido, aunque la empresa realiza estudios internos, también han recurrido a testar todas sus variedades con empresas independientes con el fin de lograr más objetividad en esos resultados a través de una comparativa con variedades de la competencia. Estos estudios demuestran, según BASF, que están “muy bien posicionados en cuanto a postcosecha” y la variedad que no cumple este estándar no culmina su proceso de desarrollo y no será comercial.

Almudena Fernández