El resto son variables menores, aunque importantes, por supuesto. La energía es el factor limitante en casi todo tipo de reacciones químicas y bioquímicas que se dan en el planeta y, por tanto, allá donde el sol la aporte, existe una ventaja termodinámica sobre el resto de regiones. Y Almería tiene en una de sus zonas de referencia (Campo de Níjar) de 3.000 a 3.600 horas de insolación al año (1). Los nutrientes se aportan como fertilizantes, más tarde se abordará esta cuestión. El agua es el factor más limitante en esta zona como se puede suponer, ya que en zonas áridas como Almería, la insolación es inversamente proporcional a la cantidad de precipitación y de aguas superficiales. Por lo tanto, es necesario acudir a otras fuentes de agua como son las aguas subterráneas. Y en esta zona las aguas subterráneas son duras y con un fuerte predominio de cloruro sódico (1,2). Tanto el cloruro como el sodio son especies que no forman en el suelo ni compuestos insolubles ni interacciones químicas con lo cual su presencia en grandes cantidades va desplazando a sulfato, fosfato en menor medida, calcio, magnesio. Es decir, especies que sí son estructurantes.

El resultado es que el suelo va sufriendo una pérdida de calidad física y química importante. Sumado a este efecto, la presión de sucesivos ciclos de cosecha sin apenas descanso y la sobrefertilización va convirtiendo el suelo en un medio cada vez más salino, con una descompensación enorme en el equilibrio natural de sus nutrientes y una degradación creciente de su componente vivo o biológico, por lo que el suelo acaba perdiendo capacidad productiva y las prácticas agrícolas, como la fertilización, eficiencia. Dentro del citado componente biológico del suelo, destaca el papel de los microorganismos, bacterias y hongos, que cumplen papeles esenciales en los ecosistemas edáficos, siendo importantes reguladores de la fertilidad de los suelos, así como de la sanidad y productividad vegetal. Los microorganismos edáficos contienen una enorme variedad de enzimas para regular los procesos de transformación de la materia orgánica y, por consiguiente, constituyen la puerta de entrada en el suelo de flujos de energía y nutrientes provenientes de las plantas que viven sobre este y de insumos orgánicos.

Además de regular la dinámica de la materia orgánica y, por lo tanto, la acumulación de carbono en el suelo, los microorganismos reciclan y transforman los nutrientes vegetales desde los constituyentes minerales originales hasta las formas solubles que las plantas pueden asimilar. Fertinagro Biotech ha realizado a lo largo de los últimos meses un estudio para evaluar la salud edáfica en invernaderos de hortícolas intensivos seleccionando un conjunto de 8 suelos entre las localidades de Almería, El Ejido, Níjar, La Mojonera y Vícar. En términos generales, en este estudio se observa la necesidad de regeneración del suelo y de recuperar su diversidad biológica, y, por tanto, funcionalidad. De partida, en estos suelos, Fertinagro encuentra una biomasa microbiana media de 1.059 kg/ha, valor inferior al promedio de los suelos agrícolas españoles, que se aproxima a los 2.000. La fertilización de cada suelo requiere un abordaje particular, no obstante, un factor común en las necesidades para el conjunto de suelos analizado consiste en la aplicación de materias orgánicas de calidad (correctamente estabilizadas y equilibradas, en un proceso donde se controle la trazabilidad desde el inicio), lo cual contribuiría a paliar los efectos sodificantes del agua de riego, así como a recuperar la estructura fisicoquímica del suelo y, muy importante, a regenerar la biomasa y biodiversidad del ecosistema edáfico.

En este sentido, Fertinagro resalta la importancia de escoger materias orgánicas de calidad, frente a estiércoles no estabilizados que acarrean a largo plazo desequilibrios nutricionales en el suelo y una clara e importante afectación en la microbiota del suelo. La materia orgánica es necesaria tanto para regenerar el hábitat fisicoquímico en el que los microorganismos que proporcionan fertilidad al suelo pueden desarrollarse, como para proveer de suficiente energía a estos.

En los suelos con materia orgánica de calidad es de esperar que la biomasa, actividad y biodiversidad microbianas sean mayores. Para mejorar su eficacia y prestaciones, la materia orgánica se puede complementar con elementos nutricionales o activadores microbianos, que pueden variar en función de la situación del suelo y cultivo en cuestión. Acompañando al uso de materias orgánicas de calidad es obligatorio abordar un uso cabal de los fertilizantes, y si estos son ecológicos o se orientan a una fertilización sostenible, se pone la guinda a una agricultura eficiente y rentable. “Pensemos en nuestros hijos y nietos porque ellos también tendrán que alimentarse con los cultivos que desarrollen en los suelos que les dejemos como herencia”, concluyen desde Fertinagro.

Bibliografía

Cervantes D. Estudio hidroquímico de las aguas subterráneas del Campo de Níjar. (1990). Sánchez-Martos F., Pulido-Bosch A., Vallejos A., Gisbert J. y Molina L. Aspectos hidrogeoquímicos sobre la relación aguas subterráneas-aguas superficiales en el río Andarax (Almería). Geogaceta, (2005), 37, 91-94.