De acuerdo con lo establecido en el artículo 15 del Real Decreto 285/2021, de 20 de abril, y en el artículo 25 del Real Decreto 1311/2012, de 14 de septiembre, por el que se establece el marco de actuación para conseguir un uso sostenible de los productos fitosanitarios, el MAPA ha creado una aplicación informática para facilitar su cumplimiento por parte del sector mediante el Registro Electrónico de Transacciones y Operaciones con Productos Fitosanitarios (RETO). Esta aplicación permite el registro de la información en tiempo real, permitiendo garantizar en todo momento una trazabilidad integral de la cadena de suministro de productos fitosanitarios, así como aportar utilidades de gestión a los usuarios de la aplicación informática.

Para poder utilizar RETO, el primer paso que deben realizar los usuarios es proceder al autorregistro en la aplicación, siendo necesario que el operador que pretenda utilizar RETO se encuentre inscrito previamente en el Registro Oficial de Productores y Operadores de Productos Fitosanitarios (ROPO), regulado en el capítulo X del Real Decreto 1311/2012, de 14 de septiembre, en el sector suministrador o bien el sector tratamientos del mismo.

Esto está muy bien, pero supone un gasto adicional a los almacenes de suministros agrícolas que tienen que tener actualizado todo cuanto venden de estas materias en la mencionada aplicación. No obstante, esta no es la única función adicional que se realiza en el campo. Las labores de trazabilidad en las fincas ya suponen un ingente trabajo para lo que se necesita mano de obra. Por otra parte, las diferentes certificaciones de calidades imponen unos protocolos indispensables y en ocasiones complicadísimos de ejecutar. Así mismo, si el agricultor ha optado por la agricultura ecológica, la locura sigue creciendo y si la gran distribución exige auditorías de personal, apaga y vámonos. Menos agricultura, tenemos de todo en el campo y lo peor es que esto no significa más rentabilidad para el productor, sino todo lo contrario, significa más gasto y más tiempo empleado en estas labores y no en otras propias de la producción.

No quiero decir con ello que no sea necesario o incluso indispensable llevar a cabo estas tareas de control, lo que sí digo es que una vez creadas deberían de ir acompañadas de algún estímulo económico como un aumento de precio en las hortalizas, una reducción de los impuestos o la aplicación de un programa de impulso a base de subvenciones. El único estímulo es la sanción o el rechazo si no cumples con las normas impuestas.

Todos estos procesos están muy bien, pero cada vez tengo más claro que quienes los crean y los imponen no están muy cerca de los productores y de los profesionales del campo.

Solo nos resta esperar que su aplicación termine siendo efectiva y terminemos viendo su eficacia aplicada a la rentabilidad que tanto reclaman los agricultores.

Aparte de esta opinión y por ser el último periódico de este 2021, me gustaría aprovechar la ocasión para desear unas felices fiestas y una Feliz Navidad a todo el sector agrario que tanto ha luchado un año más por seguir adelante a pesar de las severas e inoportunas circunstancias que nos ha traído el COVID-19.

¡Feliz Navidad a todos y Feliz Año Nuevo!