La obtención de resultados de cosecha en función del abonado suele expresarse en relación a dos principios básicos: la ley del factor limitante y la ley de rendimientos decrecientes. Según la primera, es el nutriente el que se encuentra en menor proporción relativa a su necesidad y el que determina el potencial de cultivo, y la segunda nos dice que a medida que se aumentan las dosis de un elemento fertilizante, se reduce el incremento de cosecha obtenido por cada unidad fertilizante.

No solo cuando se trabaja con aguas cargadas de sales se debe considerar el efecto reductor de la cosecha por causa del aumento del potencial matricial de la solución del suelo en función de su salinidad: el aporte de fertilizantes solubles interviene también aumentando la salinidad, por lo que el abonado aporta el nutriente, que es factor limitante, pero también dificulta la absorción de agua reduciendo el potencial de cultivo. La consideración de los tres aspectos mostrados hasta ahora lleva a concluir que el equilibrio entre nutrientes es en sí responsable de la rentabilidad del cultivo, y también es importante en el manejo. Una derivada de este principio es encontrada en la costumbre observada en muchas explotaciones almerienses de “bajar parejo” dos o más depósitos.

Esto facilita un control visual de la ejecución de un equilibrio entre los grupos de nutrientes de cada depósito, pero sin embargo también pone de relieve la falta de carácter volumétrico del sistema venturi y la dificultad de obtener una dosificación precisa a través de este dispositivo. Los usuarios renuncian a una mayor autonomía del depósito o al espacio ocupado por el mismo, en pro de una comprobación visual. No son pocos los agricultores que constatan que, a pesar de que desean bajar por parejo, a menudo no se cumple este deseo y deben efectuar reajustes de caudal en los diferentes venturis de la máquina para acercarse al preciado equilibrio.

La medición del desequilibrio entre depósitos es directamente una pérdida económica. El producto aportado de más puede considerarse un coste sin retorno, mientras que el producto inyectado de menos es una merma en el potencial de cosecha. Doble pérdida. El sumatorio de todos estos volúmenes, multiplicado por los precios de los abonos da lugar a cifras de despilfarro. Una solución a este problema se encuentra en el uso de dispositivos de carácter volumétrico para la dosificación de fertilizantes, y más concretamente, en bombas dosificadoras. La bomba dosificadora inyecta un caudal preciso, definido por el usuario o un controlador en base a consignas de parámetro (habitualmente pH o EC) o, incluso, proporcionalmente al caudal instantáneo medido por un caudalímetro de alta frecuencia.

No importa la densidad, viscosidad o altura del producto en el tanque, no importa el caudal o velocidad del agua en la red, no importa la presión de la red o la existencia de diferentes sectores o sus combinaciones con diferentes condiciones hidráulicas, presión o caudal. La dosificadora cumple con su cometido con exactitud, precisión y equilibrio. No se trata de las dosificadoras clásicas con regulación mecánica de la carrera. Actualmente se dispone de dosificadoras de control avanzado que permiten dosificar cantidades precisas en un amplísimo rango de trabajo en base a la variación de giro del motor que, en determinados modelos, puede alcanzar hasta 1:3000. Esto significa que un sistema capaz de inyectar hasta 60 l/h, por ejemplo, puede inyectar un caudal continuo y muy levemente pulsante, de solamente 20 mililitros por hora.

La combinación de diversas bombas dosificadoras controladas desde un programador a través de señales analógicas 4-20mA independientes permite la aplicación instantánea de fórmulas muy diferentes en concentración y equilibrio, adaptándose al programa nutricional establecido para el cultivo y logrando los objetivos en cada momento, evitando así los desequilibrios generadores de pérdidas. Además, lo mejor de esta tecnología es su facilidad de uso y reducidísima exigencia de mantenimiento si lo comparamos con las tradicionales máquinas de venturis o de bombas centrífugas de arrastre magnético con columnas de compensación.