La búsqueda de material resistente al virus rugoso del tomate (ToBRFV) ha sido una marcha contrarreloj para todas las obtentoras mundiales. En el caso de Semillas Fitó, prácticamente desde el surgimiento se pusieron manos a la obra; de hecho, lo hicieron desde el mismo foco de aparición de este tobamovirus, en Oriente Medio. “Ya en 2016 comenzó nuestro estudio en laboratorio a través de una estrecha colaboración con grupos de investigación muy importantes que se encontraban en la zona. Lo primero fue comenzar con el bioensayo para determinar la sintomatología del virus y, a partir de ahí, trabajar con la perspectiva de encontrar la inmunidad total, lo que aún es un objetivo ambicioso”, ha señalado en una entrevista para FHALMERÍA, Jordi Quilis, director de Biotech de Semillas Fitó.

Pese a que aún hay camino por recorrer, esta obtentora ya cuenta con material comercial en varias tipologías de tomate y ensayos muy avanzados en otras. A lo largo de estos años desde la aparición del rugoso, en Semillas Fitó se han centrado “en entender la evolución del virus y ver cómo se comportaban los materiales que teníamos; en una segunda fase, nos centramos en buscar los genes de resistencia intermedia (IR), cuestión que alcanzamos relativamente pronto, y ahora nos encontramos en una fase donde prima la rapidez en la búsqueda de soluciones que, en nuestro caso, siempre son con los máximos niveles de garantía”, dijo Quilis.

No en vano, el director de Biotech recordó que buscar estas resistencias “es un proceso que lleva su tiempo”, aunque “estamos muy cerca de lograr una alta resistencia (HR)”. En cualquier caso, Jordi Quilis subrayó que en Semillas Fitó “vamos con mucha prudencia porque existe un rango muy amplio para definir que un material tiene resistencia intermedia y, sin embargo, nosotros no lanzamos como comercial nada que no esté rozando ese techo, digamos que nuestro IR es top”.

En esta línea, Quilis insistió en que “es muy importante entender bien la genética y, a lo largo de nuestro trabajo, hemos ido desarrollando marcadores propios, que hemos ido acumulando en nuestras variedades; siempre sin perder el foco de Semillas Fitó, donde es fundamental tener variedades con resistencias, pero nunca renunciando a la calidad. Al final es una cuestión de mucho breeding, de muchos tests y de ir validando que las calidades no se van perdiendo”. En este proceso de selección, la tecnología juega un papel clave y ahí Semillas Fitó tiene la gran ventaja de ser una empresa donde la innovación está al orden del día. No en vano, su división de Hortícolas destina el 29% de su facturación anual a I+D+i.

Muy recientemente, parte de esa inversión ha ido destinada a la adquisición de fitotrones (cámaras climáticas) que permiten a la obtentora, por un lado, desarrollar bioensayos con patógenos vegetales y, por otro lado, acelerar la producción de plantas, reduciendo el número de ciclos de selección. “Esta tecnología nos ayuda muchísimo. Uno de los puntos clave para sacar variedades de forma rápida es la infraestructura donde se desarrolla. Si en un invernadero estándar podríamos sacar dos ciclos de tomate al año, con los fitotrones llegamos a cuatro. Eso nos permite reducir el tiempo a la mitad. Además, a nivel de fitopatología también se ha hecho un gran esfuerzo con otras cámaras donde podemos estudiar las resistencias. En esta particular lucha reforzar equipo o aumentar la capacidad de análisis son claves”, finalizó Quilis.

El catálogo

Tras todo ese intenso trabajo de breeding y de ensayos llega el momento de llevar el material resistente al catálogo. En esta línea, Semillas Fitó puede ofrecer tomates con resistencia intermedia (IR) y con un fruto de calidad, ya que se trata de variedades que previamente ya formaban parte del catálogo y que han demostrado que pueden hacerle frente al ToBRFV. Germán Anastasio, Tomato Global Crop Coordinator de Semillas Fitó, ha confirmado a FHALMERÍA que han trabajado “muy intensamente” en los últimos años “con un alto nivel de autoexigencia en resistencia y calidad” hasta permitirles ofrecer a productores de todo el mundo variedades con IR adaptadas a cada zona.

Para Almería, en concreto, Semillas Fitó pone a disposición de los productores un tomate rama y cuatro variedades de cherry para combatir el virus rugoso. Uno de estos grandes baluartes es Alcazaba, un rama con mucha facilidad de cuaje con calor, fruto muy limpio, con un rojo muy intenso y sin problemas de rajado. Además, ofrece unos ramos largos y muy homogéneos, con frutos de calibre muy similar dentro de cada ramo con un peso de entre 500-600 gramos y dando muy buenas producciones.

Por otro lado, Semillas Fitó dispone de variedades con resistencia intermedia al ToBRFV dentro de su gama cherry pera sabor: Solemio, Mulan, Ferdinand y Essentia. Los dos primeros cuentan con el distintivo de sabor Flavourite, es decir se trata de tomates de calidad Premium, con plantas vigorosas y con facilidad de cuaje, adaptadas a diferentes ciclos de primavera y otoño, y que ofrecen muy buenas producciones y excelente poscosecha. Por su parte, Ferdinand es una variedad de tomate cherry pera con buen sabor, pero que destaca por ser muy rápida y productiva, especialmente en ciclos cortos.

Permite entrar en los mercados de sabor, pero asegurando altas producciones en un intervalo de tiempo corto. Finalmente, Essentia es un cherry con forma de corazón, crujiente, de color rojo intenso que llama la atención del consumidor por su dulce y sabroso sabor.

Futuro

La apuesta tecnológica, investigadora y profesional de Semillas Fitó contra el ToBRFV augura novedades a corto-medio plazo. En concreto, Germán Anastasio confirmó que ya tienen ensayos avanzados para variedades de larga vida de calibre M, tipo pera, más cherry redondo y pera, además de un beef. “Este año vamos a validar muchas de estas variedades con agricultores y esperamos sumarlas al catálogo en unos meses”, indicó.

En esta línea, el coordinador global del cultivo de tomate reconoció que ampliar el portfolio para Almería es uno de los principales propósitos de la obtentora “porque es uno de los grandes mercados sino el que más. Almería tiene relevancia mundial en el cultivo de tomate”.

La llegada del virus a España en noviembre de 2019 llevó al sector “a redoblar el paso, a acelerar los esfuerzos y las soluciones, porque el virus rugoso podría haber provocado un problema de desabastecimiento y graves repercusiones económicas”, alertó Germán Anastasio. Sin embargo, empresas como Semillas Fitó supieron adelantarse a esta situación y se encuentran en un buen punto de partida con soluciones comerciales de garantía.

Almudena Fernández