El senador del PP por Almería y portavoz de Energía, Miguel Ángel Castellón, preguntará a la vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, por la situación y funcionamiento de la desaladora de Bajo Almanzora, en la sesión de control al Gobierno en el Senado, el próximo martes 24.

El senador almeriense recuerda que se cumplen 12 años desde que una riada “se llevó por delante” la desaladora del Bajo Almanzora, que proporcionaba agua potable al 12% de la población almeriense y agua de riego a 12.000 hectáreas de cultivo.

Miguel Ángel Castellón, incide en que “la ministra Ribera, hace más de seis años que tiene las competencias en materia de agua, es la máxima responsable en el Gobierno de Pedro Sánchez, y el balance no puede ser más triste, no puede ser más pésimo”, lamenta. El portavoz de Energía dentro de la Comisión de Transición Ecológica.

Senado menciona que la infraestructura, anegada por aquella terrible riada “aún no tiene las obras de remodelación y de puesta en marcha en ejecución. No hay absolutamente ni una sola obra”, denuncia.

En palabras del senador almeriense, el proyecto “está aún en supervisión y todo parece indicar que, tras los plazos de construcción de la misma, si se terminase ya el proyecto, no estarían las obras terminadas hasta el año 2026, como mínimo”.

Por ello, el dirigente popular pedirá explicaciones a la ministra una pregunta oral en el Pleno del Senado ya que, según destaca, el caso de esta desaladora “no es un caso aislado”.

Miguel Ángel Castellón afirma con rotundidad que Baja Almanzora “es el ejemplo de la política hídrica del Gobierno, que ha supuesto una auténtica asfixia para los agricultores españoles”.

Una política que, en palabras del senador popular, “ha estado basada en la ideología más radical y por la ineficacia en la gestión; una política que se ha basado en reducir aportes hídricos a las cuencas deficitarias y en no acometer las obras necesarias y complementarias para que los agricultores tengan garantizado el riego de sus cultivos en el futuro”.

Concluye, señalando que “Teresa Ribera deja un triste balance de su gestión, también en materia de agua”.