Este es un producto que en los últimos años ha sufrido mucho por la competencia de países terceros y por el ataque de plagas tan devastadoras como la ‘Tuta Absoluta’.  Tanto es así que hemos visto cómo ha caído su superficie de forma alarmante hace tres años, pero afortunadamente ya se está recuperando poco a poco hasta situarse por encima de las 8.500 hectáreas, cifra que se mantiene desde el año anterior.

El tomate almeriense se ha adaptado perfectamente a las diferentes condiciones que hay en las distintas zonas de la agricultura de esta provincia, esas 8.580 hectáreas que hemos citado anteriormente se reparten de forma muy diferente por todo el territorio agrícola provincial teniendo especial importancia aquellas plantaciones que van desde La Cañada de Almería hasta Níjar.  Aunque en los últimos años esta hortaliza ha dado muchos quebraderos de cabeza a sus agricultores, en el último ejercicio la superficie plantada generó seiscientos setenta y cinco millones de euros de facturación para sus productores.  El rendimiento, para algunos escaso, fue de 0,89 euros por kilo. No parece un rendimiento pobre ya que cada hectárea tuvo una producción superior a los ochenta y ocho mil kilos.

Desde Coexphal dicen que se ha reducido la producción respecto del año pasado en un 3%, pero ha aumentado la rentabilidad un 8 %. Son datos que corroboran esa lucha que están teniendo los agricultores por mantener esta hortaliza como un referente importante en la horticultura intensiva de Almería.

No obstante, dicho todo esto hay que considerar que los productores de tomate se enfrentan a un enemigo invisible que es la competencia desleal de países terceros que no respetan los acuerdos establecidos entre esos países y la Unión Europea.  Esta lucha se mantiene desde hace más de cuarenta años y no hay de momento una solución que dé tranquilidad a los agricultores.

Es de celebrar el esfuerzo enorme que están haciendo algunas empresas productoras de semilla por conseguir nuevas variedades que sigan manteniendo alto el nivel de la producción almeriense. Por otra parte, también hay que destacar el aguante que están demostrando los productores almerienses que quieren resistir los envites de las plagas y la competencia para que el gran tomate almeriense siga vivo y con fuerzas en los principales mercados internacionales.

Esta solanácea es emblemática de la producción hortofrutícola local y tanto agricultores, como comerciales, técnicos, exportadores y otros profesionales no van a dejar que nadie nos arrebate el placer de producir y degustar un buen tomate criado en Almería.

FHALMERÍA