–A grandes rasgos, ¿cuál es la visión actual que tiene del sector exportador de la provincia? –Nos encontramos mercado cada vez más dinámico y lo que antes era una fortaleza, ahora se ha podido transformar en debilidad. En los últimos años una de las fortalezas más significativas ha sido la dilatada trayectoria de este sector desde los años 60 y esto colabora a que los productos de Almería se conozcan en los mercados. Otra ventaja es la gran cantidad y variedad de producto que se ofrece desde la provincia unido al amplio calendario de exportación y la proximidad al mercado europeo. Finalmente la diversificación de destinos es positiva ya que no se concentra en un único mercado, sino que abastece a todos los mercados europeos; y también la gran apuesta del sector productivo por la certificación de la calidad, para la diferenciación de productos ante los nuevos competidores. –Además de las fortalezas, ¿se puede hablar de debilidades de la exportación? –Sí, claro. La provincia de Almería era la única que podía ofrecer los productos hortofrutícolas en el invierno, pero cada vez más nos encontramos con productos de otros países mediterráneos como Marruecos, Túnez, Egipto y Turquía que tienen similar calendario. En este escenario surgen las debilidades del sector, en concreto por el excesivo número de exportadores de la provincia. Esto hace que el volumen medio que exporta cada uno de ellos, se haya reducido. Actualmente se estima que hay entre 70 y 80 grupos exportadores, y dentro del ‘ranking’ más o menos los 30 primeros sí que tienen peso en el mercado, pero el resto creo que debería hacer un esfuerzo para agruparse y llegar en condiciones y en garantía a los mercados exteriores. El elevado número de marcas hace que los productos no sean identificables y el consumidor no está dispuesto a pagar más por una marca. –¿Cuál es la apuesta que debería hacer el sector exportador? –Son muy pocas empresas las que tienen ubicados centros de distribución en los mercados de destino. Y en términos generales la empresa exportadora lleva el producto a un intermediario y éste es el que se encarga de distribuirlo en el mercado de destino. Se debería hacer un intento para posicionarse en mercados de destino, para posicionarnos en esos mercados y que conozcan de primera mano los cambios que se producen en los consumidores. No somos vendedores, sino colocadores, y si sólo colocamos la mercancía estaremos distanciados del mercado y de los consumidores, y no tendremos información de primera mano. –¿Cree que sería posible una concentración de la oferta en el sector almeriense? –Es una opción difícil. Se viene hablando de ello desde hace tiempo, pero cuando la situación sea complicada y los márgenes comerciales comiencen a disminuir, probablemente, será el momento de afrontar este problema estructural del sector. Un problema bien gestionado puede ser una buena oportunidad. Si trabajáramos por un bien común y no por el individual, podríamos aprovechar el problema y dar otra vez un salto cualitativo que nos volviera a poner en una situación de poder en los mercados. –¿Cuáles serían las opciones que tendría el sector exportador para reforzarse? –Las opciones son muchas y variadas. La apuesta por la IV y V Gama entra en las posibilidades, ya que hoy en día el consumidor exige más productos preparados, porque las familias piden productos de menor tamaño, que se puedan consumir rápido. Para ello deberíamos de tener una empresa fuerte que pueda acometer los gastos en I+D o publicidad, entre otras cosas. Eunate Serrano

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