Dos factores han sido claves a la hora de determinar qué sensor es el mejor para los cultivos de la zona. «El tensiómetro es el más simple a nivel tecnológico y el más barato. De ahí que hayamos considerado que los tensiómetros sean los mejores para esta zona ya que el resultado que se obtiene de estos aparatos es positivo», apuntaba la responsable del proyecto quien añadía que «dado el bajo a nivel tecnológico de los invernaderos de toda la provincia almeriense este sistema es válido. Además, los otros existentes en el mercado y con los que hemos realizado el estudio son caros y complicados para los agricultores de la zona. De esta forma, como se trata de un proceso desde un primer estadio en el que no se utilizan este tipo de aparatos a un segundo en el que se empiezan a usar, estos sensores son los adecuados.». En cuanto al tipo de sistema de riego sometido a estudio y al uso de sensores es la tipología por goteo. Y es que para otro tipo de riego quizá no sería la tecnología adecuada. «En Valencia por ejemplo, con los cítricos no se utilizarían este tipo de sensores sino otros muy distintos», apuntaba María Luisa Gallardo. En cuanto al funcionamiento, los tensiómetros cuidan la tensión con la que el agua está retenida en el suelo. «Tienen un manómetro y cuando este se pone en machas significa que hay que regar. Deja la humedad del suelo entre dos humedades, una máxima y una mínima para que no se rocen límites». Así, continuaba Gallardo, « se consigue regar de acuerdo a la necesidad del cultivo sin aplicar riegos deficitarios que provocarían la pérdida de producción». Una investigación que pretende dar un paso más en productividad agrícola. Metodología comparativa para investigar En cuanto a la metodología el grupo de investigadores ha trabajado con diferentes especies. Concretamente se han sometido a examen tres tipos de productos ; el melón, el pimiento y el tomate. Se ha trabajado en los diferentes ciclos de cultivo de cada uno de los productos. El lugar donde se ha desarrollado la investigación ha sido la Estación Experimental de las Palmerillas donde según explicaba la responsable, “se llevaron a cabo dos tratamientos; uno con un funcionamiento óptimo y otro que no se regaba para ver la sensibilidad con la que cada uno de estos sensores podían captar el estado de la planta”, explicaba la responsable del proyecto, María Luisa Gallardo. Izaskum Argemí