La integración de la naturaleza con la alta tecnología es una labor diaria de los agricultores de Almería que han conseguido en muy poco tiempo poner en práctica tácticas de cultivo para luchar contra las inclemencias invernales de la climatología. Hace unos años resultaba complicado transplantar en agosto a temperaturas de 50 grados en el interior del invernadero y recolectar en pleno mes de enero con temperaturas nocturnas de 5 grados centígrados. La alta tecnología y el manejo del agricultor de cuanto elementos tiene a su alcance ha propiciado que esto sea posible y además se convierta en una tarea cotidiana al alcance de cualquiera que quiera aprovechar estas fechas de cultivo. La siembra veraniega con altas temperaturas se consigue gracias a que las variedades de semillas se han ido diseñando especialmente para estas temperaturas, a esto hay que añadir que las cubiertas se blanquean con productos que impiden que los rayos del sol penetren con toda su intensidad y ello genera un microclima en el interior del recinto que facilita el agarre tras el transplante. Como es sabido la planta para fructificar necesita sol y por ello más adelante es necesario eliminar el blanqueo que impiden la entrada del sol, de lo contrario la planta tiraría las flores sin dar frutos. En invierno las plantas siguen vivas con temperaturas muy bajas gracias a que los invernaderos permiten un mayor abrigo de las plantas sin necesidad de usar calefacción, pero sí elementos plásticos como es el doble techo que resguardan a las plantas de las horas de intenso frío, especialmente en las madrugadas.