La nueva comida rápida El objetivo de este tipo de alimentación es el de satisfacer la demanda de una sociedad que pide cada vez más “comida rápida”. El modo de vida al que se ven abocadas las personas en las ciudades ha motivado que se deje a un lado la saludable y recomendable dieta mediterránea para adoptar otra bien distinta. Desde hace bastantes años —y aún hoy— se tiende a asociar el término ''comida rápida'', casi exclusivamente con las hamburguesas y las pizzas y, por ende, a la ''mala alimentación'', cuando se abusa de ella. No obstante, el concepto está cambiando y los avances de las nuevas tecnologías aplicadas a la agroalimentación están ampliando el término y permitiendo que el panorama se esté modificando. Desde las empresas agroalimentarias se detectó este problema y de ahí nació, hace ya veinte años, la cuarta gama que ponía en el mercado frutas y verduras frescas, lavadas y troceadas para consumir en el acto, y que suponían una alternativa fuerte en el mercado de comida para consumo inmediato. Presente y futuro El experto en cuarta y quinta gama y jefe de Productos y Nuevos Desarrollos de Socomo, S.A., (filial hortofrutícola de Carrefour), Eduardo Córdoba, explica que en su nacimiento en 1986, ''la cuarta gama era el futuro; y ahora es el presente. Con la quinta gama ocurre lo mismo: actualmente es el futuro, pero acabará siendo el presente''. Hoy día, la cuarta gama está plenamente establecida en España. Los alimentos aquí encuadrados necesitan ser conservados con frío positivo (entre 1 y 4 grados centígrados), y poseen una caducidad corta, de entre siete a diez días. En cambio, los productos de quinta gama, están sometidos a un tratamiento térmico de pasteurización que le otorgan una caducidad de hasta tres meses a temperatura de refrigeración, variando ínfimamente los valores nutritivos del alimento. A pesar del gran futuro que se augura a la quinta gama, aún no está plenamente implantada en el mercado español. Según Eduardo Córdoba, España se encuentra ahora mismo “quince años por detrás de otros países como Suiza, Suecia o Francia”. Así pues, la irrupción de este tipo de alimentos llegará a España cuando las grandes cadenas y empresas de alimentación den el paso para su adopción, que aún no se ha dado debido a que supone una gran inversión tanto en recursos humanos como tecnológicos.