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Agricultores vizcaínos ponen DNI al tomate

Agricultores vizcaínos ponen DNI al tomate
El DNI permite a los consumidores conocer todo tipo de información acerca del producto
«El tomate sufre estrés», dice Alberto Lekerika propietario de varios invernaderos en Vizcaya. Las tomateras no brotan de la tierra, sino de barras de roca pulverizada forradas de plástico y alimentadas con soluciones nutritivas. Dentro de unas cajas zumban abejorros encargados de polinizar. El paisaje es verde sin matices, pero a veces asoma un tomate de tonalidad diferente que se ha «estresado» por un cambio de temperatura. «Esto no es manipulación genética», aclara Alberto, de 39 años. A las hortalizas hay que darles lo justo. Si la planta se siente demasiado a gusto, demasiado cómoda, sólo echa hojas. Pero si siente cercano el final, intenta reproducirse, florece. La agronomía se ha sofisticado tanto que hace que se sepa que el sabor del tomate está asociado a los niveles de azúcar», matiza Alberto. Para poder dar a conocer toda la información del producto a los clientes, se anota el número de lote de una bandeja con los tomates. Luego se marca los cuatro últimos dígitos en el buscador de la web de la cooperativa que se está visitando y se verá aparecer el nombre y los apellidos de quien cultivó los tomates y la fecha de recogida». Garaia, una de las cooperativas de Vizcaya que se dedica a este tipo de actividades, no es la única empresa orientada a la calidad, pero sí la primera que se ha comprometido con el consumidor a poner un DNI a las hortalizas recién compradas. «Esto es nuevo en España. No sabemos si se aplica en otro país europeo», admite el director general Ibarzabal.
Desde el ordenador La dirección electrónica de estas cooperativas es accesible desde un PC. Para llegar al buscador hay que pinchar el 'ratón' del ordenador sobre la palabra 'trazabilidad'. Esa palabra ha cobrado importancia y describe el recorrido de un artículo desde el lugar de producción hasta la cesta de la compra. En la página web, la trazabilidad abre una puerta virtual a 70 hectáreas de invernaderos vizcaínos que, según Ibarzabal, intentan «sobrevivir en un mercado cada vez más internacionalizado». El consumidor puede encontrar pimientos de freír cultivados en Marruecos y etiquetados con la palabra 'Gernika'. Los consiguen plantando semillas de Vizcaya en África durante las estaciones benignas del año. Mientras los abogados batallan por el derecho a imprimir 'Gernika' en el envase, las posibilidades de Internet pueden transformar las denominaciones de origen, de manera que no sólo importe de dónde, sino quién.
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