El tomate, segundo producto en importancia tras el pimiento del sector hortofrutícola de la provincia de Almería y la sandía que tiene en la provincia unas 4.000 hectáreas de producción, son dos alimentos cuyo consumo tiene propiedades anticancerígenos. Esto es así, gracias al licopeno, un pigmento que abunda en ambos productos agrícolas y que según un reciente estudio realizado con animales en Holanda y Alemania reduce y es capaz de detener el crecimiento del cáncer de próstata. Según esta última investigación si además, el licopeno se combina con la vitamina E se aumentan más sus propiedades beneficiosas contra ciertos tipos de cánceres, así, la investigación se ha realizado inyectando células cancerosas humanas en ratones a los que se suministró diversas dosis de licopeno sintético y de vitamina E. Este resultado refuerza otros estudios anteriores de tipo epidemiológico que ya indicaba una relación entre alto consumo de licopeno y una menor incidencia del cáncer de próstata. El licopeno es un pigmento de la familia de los carotenoides, responsable del característico color rojo de los tomates. Está también en los transformados derivados del tomate. El licopeno posee propiedades antioxidantes que se asocian con la protección frente al cáncer de pulmón, próstata y tubo digestivo, así como frente a la degeneración macular, principal causa de ceguera en la gente mayor.