Tipología En cuanto a la aplicación de materiales estos pueden ser varios; derivados orgánicos procedentes de cultivos agrícolas, lodos o sustancias con capacidad detergente. Dependiendo de la composición del suelo se utilizaría un tipo de materia orgánica u otra ya que es la cantidad de carbono la que ayuda a la retención de los compuestos tóxicos. «Hemos trabajado con aditivos clásicos y también con otros más novedosos». En la actualidad los investigadores han abierto otra línea de trabajo que se basa en el estudio entorno a la adición de residuos de olivar. Los investigadores analizan el comportamiento de los plaguicidas a través de muestras de suelo y agua. Así, han podido saber que el grado de retención de los plaguicidas es variable dependiendo de varios factores; el tipo de suelo, las propiedades del plaguicida y la cantidad de riego que aporta el agricultor. En cuanto a las propiedades de los plaguicidas se ha comprobado que aquellos menos solubles se retienen más en el suelo. En cambio son más solubles en agua se retienen menos y además la lluvia los arrastra más fácilmente. La tipología de riego puede favorecer más o menos la movilidad de los plaguicidas, según afirma Arantxa Peña. Así por ejemplo la irrigación ‘a manta’ provoca el arrastre de plaguicidas y nutrientes. De ahí que se recomiende el riego por aspersión o goteo. Los resultados de estas investigaciones se pueden poner en práctica en la provincia de Almería con grandes resultados, ya que los suelos de esta zona se caracterizan por ser pobres en materia orgánica, hecho que hace que cualquier modificación sea positiva. Izaskum Argemí