La Fundación Cajamar presentó ayer en la capital almeriense el balance sobre la campaña agrícola 2006/2007 y en el que destacó la estabilidad que ha mantenido el sector en un momento en el que la economía de la provincia está acusando un descenso en la construcción, por lo que los cimientos de la economía almeriense sigue siendo la actividad agraria. Según informó Jerónimo Molina, director del Instituto de Estudios, la superficie de cultivo lleva años estabilizada, al igual que los valores económicos de la misma y añadió que las hortalizas están en una situación de madurez y mucho más estables. Con ello, cabe destacar que la campaña hortofrutícola 2006/2007 mantuvo la producción respecto a la campaña anterior, 2,8 millones de toneladas que representan apenas un 0,3 por ciento más. Según los datos del informe de Cajamar, la agricultura ha notado el encarecimiento en los costes financieros y también destaca entre sus líneas que una de las características que más afectaron al sector agrícola almeriense fue las consecuencias relevantes que se tuvieron tras las alertas que a diferentes países europeos llegaban sobre productos almerienses con restos de pesticidas ilegales. Según Jerónimo Molina, el problema del año pasado con los pimientos creó una situación intensa con los mercados, sobre todo con Alemania. Esto perjudicó bastante ya que la mala situación que se estaba viviendo en la provincia la aprovechó uno de los mayores rivales de los productos hortícolas almerienses como es Israel, que se dedicó a exportar producto a Alemania. El balance de la Fundación Cajamar destaca la rápida reacción que se ha llevado a cabo por parte de los agricultores de la zona con respecto a la crisis del pimiento.