La integración en explotaciones comerciales del sector agrícola de Almería de los sistemas de rehúso requeriría investigar los límites de tolerancia a la salinidad de los diferentes cultivos en las condiciones locales, y dar una salida aceptable a las soluciones de descarte de forma que no constituyan un elemento contaminante, según han determinado los expertos de la Estación Experimental Cajamar ‘Las Palmerillas’ tras la realización del estudio ‘Seguimiento analítico de un cultivo de tomate en sustrato: reutilización del lixiviado vs solución perdida’. En el ensayo se compararon dos sistemas de cultivo sin suelo, uno a solución perdida y otro con reutilización del lixiviado en una plantación de tomate larga vida, realizándose el seguimiento analítico de las soluciones nutritivas y sustrato en ambos tratamiento y controlando la producción y el gasto de agua. El sistema cerrado mostró mayor tendencia hacia la salinización, especialmente por acumulación de magnesio y sodio, debido a su presencia excedentaria en el agua de riego. Ello impidió la recirculación total del lixiviado durante el ciclo completo y obligó a los expertos a realizar un descarte a mitad del cultivo. Asimismo, la reutilización del lixiviado provocó un mayor desequilibrio de la solución nutritiva, por lo que se decidió reajustarla quincenalmente para evitar posibles pérdidas productivas. No obstante, la técnica de rehúso no influyó negativamente en la producción final del cultivo, pues las diferencias entre tratamientos no fueron significativas, y sí redujo el gasto hídrico en un veintitrés por ciento.