Ha sido un año duro, pero ha valido la pena. Ésta es la conclusión a la que han llegado los agricultores almerienses que al inicio de esta campaña decidieron apostar por la lucha integrada como método para combatir las plagas. Reconocen que no ha sido un año fácil, que han sido muchas las dudas que les han asaltado durante, prácticamente, toda la campaña. Sin embargo, ahora miran hacia atrás y se muestran totalmente satisfechos del cambio llevado a cabo en sus formas de cultivo y, cómo no, de los resultados obtenidos. Éste es el caso de José Ruiz, uno de los agricultores que este año, por primera vez, hacía uso de los ya tan famosos ‘bichitos’ para combatir las plagas de sus plantaciones. En este sentido, Ruiz comentó que «lo que más costó fue empezar. Éramos muy reacios al principio». Sin embargo, ahora que la campaña toca a su fin y que ya se puede hacer balance de los resultados, reconoce que «estoy contentísimo». Francisco Barranco, también agricultor, por su parte, comentó que «al principio teníamos muchas dudas porque no sabíamos si esto iba a funcionar». Pero ahora, cuando hace balance de todo lo que ha dado de sí este año, dice que el resultado obtenido «ha sido buenísimo». De hecho, según Barranco, «la lucha integrada es lo mejor para el campo», ya que «hemos ganado en calidad para el producto y en calidad de vida para nosotros». Este agricultor explicó que, en su caso, empezó haciendo uso de fauna auxiliar en el cultivo de pimiento y, la satisfacción fue tal, «que también la usé para la sandía y ya lo tengo todo preparado para seguir la próxima campaña». Pero todos estos buenos resultados que tanto satisfacen a los agricultores en estos momentos no hubieran sido, en parte, una realidad si no hubiesen contado con el apoyo inestimable de los ingenieros técnicos agrícolas. Personas que este año han visto multiplicado sustancialmente el trabajo que tenían, que han realizado más visitas que nunca a las explotaciones de sus agricultores para, en la medida de sus posibilidades, tranquilizarlos y decirles que no había de qué preocuparse, que todo estaba yendo bien. En este sentido, José Ruiz afirmó que, cuando decidió que quería usar insectos auxiliares, «estaba muy desconectado» y, precisamente por ello, «he tenido que estar todo el tiempo en contacto con los técnicos».