Esta fase de la investigación se lleva a cabo en un invernadero propiedad del grupo, en el que se trabaja principalmente en el control de enfermedades que afectan a los cultivos de melón y tomate. Según explica una de las doctoras que investiga del grupo, Paqui Suárez, 3 hongos y 3 bacterias fitopatógenas han sido ya objeto de estudio in Vitro mientras que, hasta el momento, sólo 2 de estos patógenos han sido investigados in vivo. Uno de los objetivos principales, por tanto, derivado de los resultados obtenidos por este grupo de investigación es poder patentar en un futuro no demasiado lejano, algunas de las cepas indicadas anteriormente cuyo carácter antagonista sea destacable frente al mayor número de agentes fitopatógenos. En este sentido, alrededor de una docena de los microorganismos ensayados podrían ser firmes candidatos a ser registrados como agentes de control biológico de amplio espectro. Diversidad metabólica de las cepas Teniendo en cuenta el material de procedencia de las cepas aisladas por este grupo de investigación hay que indicar la importancia en muchos casos de su carácter ‘pluripotencial’. En este sentido, resulta de interés la observación de la capacidad biorremediadora por parte de algunas cepas ya que se ha comprobado que son capaces de llevar a cabo la degradación biológica de algunos pesticidas. Por otro lado, muchas de ellas son capaces de degradar sustratos lignocelulósicos con gran rapidez, lo que favorece y acelera la degradación del material vegetal que forma parte de las pilas de compostaje y las hace candidatas a convertirse en inóculos que aceleren procesos de biotransformación de diversos materiales orgánico