Los resultados experimentales de las investigaciones realizadas por IFAPA-CIFA de La Mojonera, muestran rendimientos productivos superiores cuando se aplica la técnica de enriquecimiento carbónico a concentraciones entre el rango de setecientos y novecientos umol mol-1. Las experiencias de enriquecimiento carbónico se han llevado a cabo en diferentes tipos de estructuras de protección, un invernadero parral tradicional de Almería con dióxido de carbono generado a partir de la combustión de parafina sobre cultivo de judía de crecimiento indeterminado, y un invernadero parral mejorado y multitúnel, dotado con equipos para el control climático que han permitido establecer una estrategia dinámica vinculada a la ventilación del invernadero y al régimen de viento, consistente en enriquecer la atmósfera del invernadero al doble de la concentración exterior cuando las ventanas permanecen cerradas y próxima a la ambiental cuando opera la ventilación, ya sea por exceso térmico o higrométrico, con objeto de reducir el gradiente interior/exterior y evitar pérdidas innecesarias. Con esta estrategia de CO2 puro en diferentes ciclos de cultivo de pepino, los incrementos de la producción acumulada de fruto obtenido oscilan entre el diecinueve por ciento y el veinticinco por ciento. El enriquecimiento carbónico ha producido un aumento sobre la eficiencia hídrica referida a la producción de fruto de pepino del cuarenta por ciento. La asociación de enriquecimiento carbónico y apoyo térmico en estas estructuras ha dado lugar a aumentos de la producción acumulada de pepino en cultivo sin suelo del cincuenta y seis por ciento. Además, en el cultivo de judía de crecimiento indeterminado se ha producido siete kilogramos por metro cuadrado, porque el control térmico ha posibilitado un adecuado crecimiento y desarrollo de las plantas, dando lugar a floraciones consecutivas. El invernadero es un recinto semicerrado que impide en mayor o menor medida la renovación del aire interior. Cada área productiva presenta unas características climatológicas específicas que dan lugar a la adopción de sistemas de cultivo apropiados. Por tanto, la elección de la estrategia de incorporación de carbono en las estructuras de cultivo y de la fuente debe racionalizarse de acuerdo con los parámetros locales. A medida que el sistema de cultivo genera mayor agotamiento de la concentración de CO2 por baja renovación del aire, (debido a la superficie de ventilación reducida, utilización de mallas anti-insecto, velocidad de viento baja) dosel vegetal desarrollado y alta radiación, la respuesta productiva obtenida por la aplicación de carbono generalmente es superior. La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera del invernadero es uno de los factores determinantes de la producción de los cultivos protegidos. En los invernaderos almerienses la actual concentración de CO2 ambiental se sitúa en torno a trescientos setenta umol mol-1, siendo ésta infraóptima para el crecimiento y desarrollo de la mayoría de los cultivos hortícolas. M. Belén Garre ir a investigación: cultivos: virus y manejo

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