Almendras, avellanas, nueces, piñones...son alimentos muy saludables que cumplen la misma función que los dulces, pero de forma menos perjudicial para la salud. Múltiples estudios han demostrado que las grasas de los frutos secos son cardiosaludables y, por ello, se recomiendan para reducir el colesterol. El hambre aparece cuando uno menos se le espera y una tableta de chocolate, un poco de miel o unas pastas se perfilan como los alimentos más cómodos entre horas. Ingerir alimentos dulces con moderación supone dotar de energía y minerales la dieta. Sin embargo, una ingesta en exceso de demasiado azúcar y grasas fomenta tan sólo la obesidad. El azúcar siempre se ha considerado un alimento que se debe evitar en todas las dietas, pero no todo sobre el azúcar es malo. A su favor, podemos decir que hace más agradables algunos alimentos y contribuye a su aceptación, además de aumentar el contenido calórico de la dieta de personas inapetentes. Para los niños es incluso el alimento perfecto para solucionar las crisis de cetona.